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Y si la euforia todavía no se ha ido del todo es porque aún siguen existiendo homenajes -merecidos- a quienes nos regalaron un récord histórico de 48 medallas. Como el aplauso de todo Para Uno el último sábado cuando Olimpia tomó la acertada decisión de rendir homenajes a los medallistas que forman parte de la institución.
Pero cuando ese entusiasmo se vaya diluyendo, llegará el momento de la reflexión profunda y de la toma de decisiones críticas (positiva o negativamente).
Asu2022 expuso cuestiones positivas y negativas. Desde la puesta en escena de la inauguración y la clausura hasta los atletas, muchos de los cuales llevan toda su carrera peleando por algún logro de relevancia sin mayor apoyo que el de la fe propia
En la larga lista de cuestiones positivas se debe señalar el masivo apoyo de la ciudadanía. La gente acudió en masa e hizo quedar chicos los escenarios de las competencias. Una clara muestra de que espacios de esparcimiento a precios accesibles, de calidad y bien organizados, van a ser siempre seductores para la afición.
Y, a riesgo de cometer alguna omisión, esta lista personal de destacados se cierra con la introducción de 18 nuevos escenarios que deberían servir para la formación de nuestros atletas vigentes y la llegada de nuevas generaciones.
Y, sin embargo, este último punto positivo representa quizás el mayor riesgo de un legado oscuro de los Juegos Suramericanos. Espero no me malentienda el amable lector, pero existen antecedentes terribles de obras que debían significar el desarrollo del deporte pero quedaron convertidos en elefantes blancos.
Los elefantes blancos son obras en las que se invierten el dinero público (de todos nosotros) y al final no representan beneficio para la sociedad. Y eso pasó con G. 20.000 millones destinados hace menos de una década por la Secretaría Nacional de Deportes (SND) en cuatro estadios que no sirven de nada.
Y el temor, mejor dicho el terror, a que esa historia se repitiera comenzó a tomar forma cuando avanzaba el calendario pero las obras no de cara a la cita tan importante que tuvimos en el país.
Una vez más, fieles al estilo “vai vai”, las obras se entregaron a las apuradas y apenas unos días antes del inicio de las competencias. Tal fue el apuro que era cuestión de caminar por algunos sectores del Parque Olímpico y sentir que las veredas se hundían bajo los pies de uno porque habían puesto ladrillos sin asentar el suelo lodoso.
Las competencias ya habían iniciado y las maquinarias seguían moviéndose por los diferentes predios. Las obras fueron entregadas pero esperamos que la calidad no se haya visto afectada por el apuro.
Y detrás de ese apuro, se quedó evidenciada la incapacidad de diálogo por parte de algunos que decidieron que todo aquel que contara sobre las condiciones de la obra era un enemigo. Nada más errado cuando precisamente se buscaba que se tengan espacios de calidad de cara al futuro.
Y también quedó expuesta el ninguneo de algunos dirigentes al deporte femenino, precisamente el género que brindó la mayor cantidad de preseas en las competencias. Un ejemplo es que las chicas del basket no tienen siquiera un partido programado de una liga de primera y nos dieron dos medallas de plata.
Y se volvió a desnudar la falta de mayor inversión en el deporte para que nuestros representantes puedan complementar talento y esfuerzo con formación y estructura.
Ya se fueron los Juegos Asu2022 y ¿ahora qué? La respuesta la tienen las autoridades, entre ellas algunos que hasta vivieron en sus años de deportistas en actividad el costo del olvido estatal.
Nosotros estaremos atentos, revisando, siguiendo y denunciando. Así nos consideren “mala leche”...