La fiesta que envió a dormir a las miserias

Parafraseando a Joan Manuel Serrat, los juegos de ODESUR, con su biósfera de fiesta y los clamorosos triunfos paraguayos, han enviado por unos días “nuestras miserias a dormir”. Nos hicieron percibir un Paraguay distinto a ese país oscuro que muchas veces nos oprime.

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No fue fácil llegar a este acontecimiento. Cuando apareció la idea, hubo reacciones positivas y negativas. Saltaron voces agoreras con su mensaje paralizante: “no se puede hacer”.

En diciembre del 2017 el Paraguay quedó designado por la Organización Deportiva Suramericana (ODESUR) como sede de las competencias del 2022. Corría el gobierno de Cartes y el ministro de Deportes era Víctor Pecci, quien mucho alentó la realización de los juegos en Asunción.

Ya durante el gobierno de Abdo, en febrero del 2019 comenzaron a distribuirse becas a atletas para su preparación con miras a los juegos.

Pero en julio del 2019 el gobierno renunció a ODESUR 2022, alegando que el dinero que pudiera costar la organización lo aplicaría al nuevo Hospital de Barrio Obrero, al cual se destinarían 60 millones de dólares.

Sin embargo, en octubre del 2019 ODESUR ratificó a Asunción como sede, cuando el gobierno retomó el compromiso, convencido del impacto positivo que tendrían los Juegos en los jóvenes.

Aspiramos a que los próximos Juegos Suramericanos sean una celebración inolvidable que marque a una generación. Queremos inspirar a la juventud para que abrace los valores olímpicos”, expresó en aquella oportunidad el dirigente Camilo Pérez López Moreira.

Hoy estamos descubriendo y aclamando a nuestros nuevos héroes y heroínas del deporte. Las chicas del Oro: Silvia Patiño, fisicoculturista; Agua Marina Espínola, ciclista; Érika Alarcón, patinadora; Alejandra Alonso par de remos cortos; los Pynandi dorados; la medalla de argento de Jennifer Servín. La gloriosa humildad de don José Centurión, el arquero-chofer de la línea 30. Y demás compatriotas que lucieron sus logros en podios de ganadores.

Esto significa cambios. Muchas jóvenes tienen ahora como paradigma a Paola Ferrari y no ya a una influencer botarate o a la de nalgas de plástico que ofrece sus ”servicios completos” a algún inútil platudo (generalmente narco). Los chicos reconocen los méritos de Prono y otros competidores que nos brindaron alegrones.

Se ha confirmado y reafirmado el valor del deporte, que no se mide en dinero, sino con otros beneficios espirituales y morales. Nuestros deportistas, varones y mujeres, dando todo de sí, nos hicieron sentir bien. Más que por retribución económica (que si la hay será siempre poca), bregaron por el solo hecho de sentir el calor de la ovación sincera de la gente. Una ovación como la que jamás tendrá ningún político maleta. Los políticos alquilan ovaciones, mientras los deportistas nos regalan motivos para ovacionarlos espontáneamente.

El 16, siguiendo con Serrat, el pobre volverá a su pobreza; el rico, a su riqueza “y el señor cura a sus misas”. Se apagará la fiesta que había mandado a dormir nuestras miserias, pero ¡quién nos borrará la sonrisa que nos pintó ODESUR!

nerifarina@gmail.com

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