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La segunda acepción es la que hace referencia a una notoria situación histórica que cimentó el poder del cristianismo: La pretensión de una organización de poseer la capacidad de perdonar la comisión de hechos cuestionables a cambio de reconocimientos que pueden ser en dinero, lo habitual, pero también en poder.
Es un instrumento de dominación, que pocos lograron implementar como el cristianismo, que sigue medrando con tan creativo método de sujeción.
Nadie denunció mejor que Martín Lutero este dispositivo de corrupción, pero sus denuncias no han hecho mella en quienes se benefician de la venta de indulgencias ni en los que implementan en provecho propio el modelo.
El Foro Económico Mundial, que articula las líneas políticas de la red global de “organizaciones no gubernamentales” (ONGs) dirigida desde la “Open Society Foundation” por George Soros, logró últimamente casi desplazar a la iglesia en el negocio de la venta de indulgencias.
Cuenta para ello con la ayuda de otra red global de ONGs, la de Bill Gates, que lleva “contribuyendo” unos trescientos veinte millones de dólares a medios de comunicación y organizaciones de “periodistas”, así alineados para difundir un discurso único (1).
Y con la colaboración de los dueños de las redes sociales que censuran cualquier desafío significativo a ese discurso oficial.
El caso del defenestrado gobierno de Sri Lanka es un ejemplo reciente de esta operación de venta de indulgencias del Foro: Un gobierno corrupto, concentrado en una familia mediante el más descarnado nepotismo (2), fue presentado al mundo, a través de ese conglomerado venal de medios, periodistas y redes, como una administración ejemplar (3); el perdón, la “legitimación”, comprados mediante la implementación en ese país de la agenda del Foro (“combate” al “cambio climático” mediante la destrucción de la agricultura intensiva, entre otras cosas).
El experimento mesiánico del Foro en Sri Lanka terminó en una tragedia humanitaria sin precedentes. Sus autores gozan de escandalosa impunidad.
Nuestros corruptos también compran las indulgencias del Foro, pero leemos en esos medios venales que son santos los sinvergüenzas, mientras apoyen el dogma del “cambio climático” y demás elementos de la agenda 2030.