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También tuvo protagonismo en Medellín, Colombia (1968), donde el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) realizó la segunda conferencia, con el enfoque de la Iglesia en transformación a la luz del Concilio.
Perseguido por la dictadura del Gral. Alfredo Stroessner, a Bogarín le tocó vivir una época difícil durante la cruenta represión a las Ligas Agrarias Cristianas. Precisamente, a raíz de las acusaciones, calumnias y toda clase de injurias del régimen falleció el 3 de setiembre de 1976, a causa de un infarto global agudo, según el diagnóstico médico.
Monseñor Bogarín tuvo una trayectoria cargada de méritos porque promovió la formación humana y cristiana, en consideración a todas las dimensiones sociales, económicas, políticas y culturales.
Se dedicó de llenó a su labor pastoral y centró su atención a la educación de los laicos. De esta manera el obispo se adelantó a la época, en el sentido de acompañar a los fieles, abrir los templos e impulsar la Iglesia en salida para evangelizar.
Es lo que pide en la actualidad el papa Francisco a los sacerdotes, obispos y laicos a promover la cultura del encuentro y de la solidaridad.
Monseñor Bogarín recorría casa por casa las comunidades de Misiones y Ñeembucú. Pese a su apretada agenda, igual se dedicaba a enseñar a los campesinos la tarea de diversificación de los rubros agrícolas. A los jóvenes y a las familias dedicó su tiempo con orientaciones, charlas y conferencias.
Monseñor Bogarín amaba a su pueblo, buscó la formación integral y fue un ferviente defensor de los derechos humanos.
El proceso de canonización llevará su tiempo. Sin embargo, la Comisión ya impulsó uno de los pasos más importantes cual es publicar la vida de monseñor Bogarín, su misión evangélica, trabajo pastoral y, en especial, sus virtudes como pastor, guía y orientador de sus feligreses.