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Comparto aquí algunos consejos que pueden ser de utilidad con el fin de llevar una vida más saludable psicológicamente y no acabar sintiendo que somos un mueble más de la casa, un elemento más del paisaje sin una personalidad ni protagonismo especial:
- Hay que dedicar tiempo de calidad a observarse: es necesario poder ser más conscientes del termómetro emocional, ver el impacto que genera en mí las emociones que siento en mi relación con los demás y con el entorno en el que me desenvuelvo.
- No acumular cosas desagradables y luego vomitar todo. Hay que verbalizar lo que sentimos en tiempo y forma. Abandona las excusas y el resentimiento que nubla la mente, envenena el corazón y bloquea la buena comunicación.
- Ser honestos con uno mismo: no decir sí cuando quiero decir no. Si la mayoría de las veces hacemos lo que los demás quieren -tu pareja, amigos, jefes-, el problema está en uno mismo: “no estoy siendo honesto conmigo mismo”.
- Dejar de pensar tanto en los demás y en buscar agradarles: es necesario abandonar el patrón de “actuar para no frustrar al otro y se sienta bien”.
- Clarificar y decidir el sistema de relaciones -familia, privado y profesional- que quiero. No puedo enojarme si no verbalizo lo que quiero y lo que siento: la gente no es adivina ni tiene la bola de cristal.
- Hablar siempre en primera persona: “Me enoja este comportamiento tuyo…”, “Quiero que a partir de ahora suceda tal cosa…”, “Quiero que me trates de tal manera, que me hables así…”, etc.
- No juzgarse ni criticarse: tu pasado y tus errores no te definen por completo, ni tampoco lo que tienes y has conseguido hasta el momento. Cambia la forma de ver las cosas, sin permitir que las circunstancias definan tu vida. Lo que más nos define es que somos personas libres y, siguiendo nuestra conciencia, podemos actuar en este preciso momento eligiendo el cambio con determinación.
- No cierres tu corazón a nada, tampoco la mente: el cambio -el paso de un estado de ambición a uno de sentido- es posible.
La vida es un regalo inmenso, de incalculable valor. Lo más inteligente es estar desprendidos de ella, vivirla con pasión, inteligencia y prudencia. Hay que estar preparados para estar y para no estar, pero mientras que estemos aquí y ahora, conscientes y respirando, la actitud más sabia es vivir siendo honestos con nuestra identidad persiguiendo un propósito que llene el alma y colme el corazón.
No hemos venido al mundo para ser un elemento decorativo de nadie. Somos únicos y debemos vivir respetando este principio fundamental.