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A esta altura ya todos sabemos que la enfermedad se propaga a través de los mosquitos que se encargan de transmitir, y que estos vectores proliferan porque nosotros mismos generamos las condiciones propicias para que se reproduzcan, a través de la basura que producimos donde se pueda acumular la suficiente cantidad de agua donde depositan sus huevos. Una simple tapita de cerveza arrojada a un baldío es suficiente para que se desarrollen las larvas del mosquito.
En este sentido, y buscando prevenir el brote y expansión de la enfermedad en la próxima temporada estival, la Comuna local, en coordinación con Senepa, puso en marcha una interesante iniciativa, consistente en capacitar a los líderes barriales y vecinos en general y coordinar acciones para ejecutar las llamadas “mingas ambientales” en los diferentes barrios de la ciudad.
La ecuación es simple: limpiar y mantener la limpieza para evitar que se reproduzcan los mosquitos transmisores de la enfermedad. Un problema que se resuelve con educación y conciencia social.
Me permito un paralelismo con otro aspecto de nuestra vida social emparentada con este bajo nivel de educación y conciencia ciudadana: el de la proliferación de políticos corruptos, “políticos aedes” transmisores de graves enfermedades sociales como la injusticia, la pobreza, la violencia, la ignorancia.
Se dice que cada país tiene el gobierno que se merece, que la política es el fiel reflejo de la sociedad. Si tenemos políticos deshonestos, ignorantes, ambiciosos, antidemocráticos, en definitiva es resultado de lo que somos como sociedad.
Estoy convencido, sin embargo, de que en nuestro país hay más gente honesta que corrupta. Pero debemos aplicar iniciativas como la citada más arriba. Necesitamos promover la educación y conciencia social que posibiliten eliminar del espectro social a aquellos políticos transmisores de estas enfermedades que mantienen a un país rico y un pueblo noble enfermo de pobreza moral y material.