El momento de volver a las barricadas

Era una muerte anunciada la de “Roe contra Wade” como derecho constitucional al aborto.

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Todo apuntaba a que una Corte Suprema con mayoría de jueces ultraconservadores acabaría por tumbar la histórica decisión que se estableció hace medio siglo. Pero nunca es lo mismo la anticipación de un mazazo, que el hecho de que de un día a otro la lucha de las mujeres por su autonomía se vea gravemente afectada.

Ha sucedido lo que muchos temían acabaría por ser una realidad en Estados Unidos: a partir de ahora serán los estados los que tengan la potestad de legislar sobre el derecho al aborto.

Ya se sabe que aproximadamente la mitad del país, bajo gobiernos republicanos, acabará teniendo leyes muy restrictivas o con total prohibición del aborto.

La otra mitad, con los demócratas en el poder, se convertirán en “santuarios” con clínicas para la interrupción del embarazo que también pueden recetar la píldora abortiva, método al que recurre la mayoría de las mujeres que no desea continuar con la gestación.

Ya hay estados como Texas y Oklahoma con leyes y penas muy severas y en otros donde los republicanos rigen se aguardaba esta decisión de la Corte Suprema para revisar las leyes vigentes.

Lo irónico de este giro radical que echa por tierra una de las conquistas más importantes de las mujeres es que no obedece a una tendencia de la sociedad, pues en las encuestas la mayoría de los estadounidenses respalda el derecho al aborto.

O sea, este logro dentro del conjunto de los derechos civiles ya formaba parte del tejido social de una nación que hasta ahora ha presumido de ser garante de las libertades individuales.

Claro está, desde que “Roe contra Wade” se impuso hace 50 años los grupos radicales religiosos, con los movimientos evangélicos a la cabeza, diseñaron una sistemática agenda de clientelismo político (con generosas donaciones de campaña) con el objetivo último de lograr tumbar el histórico fallo constitucional amparado en el derecho a la privacidad, al igual que el acceso a contraceptivos y las relaciones sexuales y matrimonio entre personas del mismo sexo e interraciales.

Invocando los principios que los fundadores de la Patria establecieron en una Constitución con más de 200 años de antigüedad, el juez Clarence Thomas, al frente del voto mayoritario que ha derogado “Roe contra Wade”, abre la puerta a que estos otros logros también se tambaleen en un país en el que la visión religiosa ha contaminado principalmente al partido republicano y al propio concepto de un Estado supuestamente laico.

Hoy las mujeres, al menos aquellas que se consideran herederas de la lucha de sus madres y abuelas en el Movimiento Women’s Lib, se sienten pisoteadas por esta innecesaria involución tan divorciada de una opinión mayoritaria que incluye a republicanos moderados (¿será una especie en extinción?) y a votantes independientes que podría tener repercusiones en las urnas.

Habrá que volver a las barricadas. En serio. [©FIRMAS PRESS]

@ginamontaner

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