Cuando el enemigo es un “amigo”

Personas que tenían un futuro prometedor, que podrían tener brillante desempeño en alguna profesión, ser buenos padres o madres de familia, que incluso se convertirían en destacadas personalidades al servicio de la comunidad, ven truncadas o destruidas sus vidas por solo haber “probado” a qué sabe la droga que se les convidó, ya que quedan casi sin posibilidad de escapar de ella.

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Con evidente profundo pesar hace unos días un progenitor escribió en su cuenta de la red Facebook que su hijo de 19 años estaba pasando por un momento de severa transformación debido a que cayó en el vicio de un estupefaciente por convite de un “amigo” suyo.

Además, frecuentemente se lee o escucha en las noticias que una creciente cantidad de adictos comete robos de objetos de viviendas y comercios y hasta incluso de sus propias familias, y ya no solo por la noche, sino que a cualquier hora, para poder venderlos (reducirlos, según la ley) y con el dinero obtenido adquirir la droga que les lleva a la penosa situación en que se encuentran.

Por lo mencionado, se puede decir que los productos narcóticos se convirtieron en una de las peores plagas que hay en el país, ya que están acabando no solo con el bienestar actual y futuro del que cayó en la trampa de la drogadicción, sino que también con el de su hogar, el cual desborda de preocupación y desdicha.

También se ve que hay decomisos de toneladas de esos productos ilícitos y apresamientos de traficantes, pero como es ya muy extensa la red dedicada a la venta, para los adictos no es difícil encontrarlos. Por ello, parece necesario que sean buscadas nuevas estrategias de lucha.

El Paraguay tiene demasiadas instituciones entre cuyas obligaciones está la protección de la ciudadanía, de la niñez y la adolescencia, para lo cual se puede apelar, entre otras actividades, a la divulgación de informaciones y estrategias que puedan ayudar a que las potenciales víctimas sepan cómo defenderse, a rechazar cualquier ofrecimiento, ya sea de crack, marihuana, cocaína u otros elementos nocivos.

Podría hacerse una campaña con mensajes dirigidos a los jóvenes que digan que el que quiere darte droga no es tu amigo sino que es un enemigo peligroso; es una persona malvada, egoísta, criminal; es alguien que quiere destruirte, arruinarte, etcétera.

Se podrían hacer pancartas y ser colocadas en lugares de mucha concurrencia, en centros educativos, elaborar anuncios para la televisión, radios, diarios (¿el Mitic tendría que hacerlo?), para instar a través de ellos a la gente a decir “no” cuando un sujeto, conocido o no, le propone “probar” algún estupefaciente o alucinógeno. Sería un comienzo auspicioso.

gustavo.ortiz@abc.com.py

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