La comedia nuestra de cada periodo

Las disputas en la interna del Partido Colorado tienen algunas semejanzas a la Commedia dell’Arte italiano del siglo XVI. En sus tramas, hay roles habituales pero que, según la ocasión, los representan distintos actores.

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Dicho más sencillamente: en su habitual guerra electoral con descalificaciones y denuncias los colorados repiten, con ciertos matices, lo mismo que decían en la campaña anterior. La diferencia es que algunos que tiroteaban contra Santiago Peña, ahora lo hacen contra Mario Abdo Benítez y Hugo Velázquez y viceversa.

Igual, que la Commedia, hay mimos, que ni falta hace que hablen para hacer reír, acróbatas, contorsionistas que se pasan de un movimiento a otro sin sonrojarse, parejas de “enamorados” que anteriormente se odiaban, etc.

Muchos roles secundarios: arlequines, colombinas, trufaldinos (diputados, apoderados, candidatos) que hacen reír a carcajadas a la ciudadanía cada vez que abren la boca o emprenden alguna maniobra política.

La comedia escenificada la semana pasada en Cámara de Diputados, por ejemplo, es digna de la mejor tradición de la comedia italiana, con una trama sencilla y un final que, no por predecible, dejó de causar gracia.

Un grupo de dirigentes planeó dar un gran golpe remitiendo al archivo el juicio político contra “su” fiscal general del Estado.

Pretendieron distraer la atención diciendo que querían cambiar el reglamento interno para reelegir a Pedro Alliana. El vicepresidente de la República Hugo Velázquez se metió en la trama y, con ofertas irrechazables, dio vuelta los votos dejando a los cartistas sin poder archivar el juicio político y, al mismo tiempo, les birlaron la presidencia de la cámara del próximo periodo. Como se diría, los dejaron sin el pan y sin la torta.

Otra comedia desopilante la protagonizó esta semana el candidato a presidente del cartismo Santiago Peña. Fiel representante de la derecha más conservadora, defensor de la propiedad privada que, oh sacrilegio ¡es ocupante de un terreno municipal y ahora está haciendo los trámites para quedarse con él! Es decir, uno más de los sintechos o sintierras de nuestro país. La diferencia con los miles de campesinos e indígenas pobres que están en la misma situación e hicieron lo mismo es que ellos no son candidatos ni tienen padrinos políticos poderosos, como el intendente Nenecho Rodríguez, que les ceda el predio que ocupan.

Santi ya metió la pata el periodo anterior cuando calificó de “árbol que da frutos” a uno de los políticos símbolos de la corrupción. Eso le pasa y le seguirá pasando por andar en malas compañías.

Su rival en la interna, el vicepresidente Velázquez, no le va en zaga en protagonizar bochornos. Últimamente aparece seguido en fotos acompañado de personajes señalados en el operativo antilavado de dinero “A Ultranza” como altamente sospechosos de corrupción. La explicación de que “yo no sabía lo que ellos hacían” no convence ni al más ingenuo de los colorados.

Ante este panorama, uno pensaría que los partidos de oposición tienen el camino allanado para acceder al poder. Pero ellos están en su propia comedia de enredos. Todos sus candidatos dicen querer la unidad, pero no dan señales convincentes de que sea cierto.

Así las cosas, hasta ahora estamos más cerca de pasar de la comedia al drama, a no ser que la mayoría ejerza bien el rol de ciudadano y ciudadana y diga basta a todas estas fantochadas.

mcaceres@abc.com.py

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