Las siete inmoralidades del llanismo

En toda relación humana existe un código de comportamiento; hasta en las más primitivas culturas se encuentran algunas normas de convivencia social. Podemos decir que las más grandes civilizaciones han sobrevivido gracias a leyes basadas sobre buenas costumbres, buenos hábitos y la tolerancia a los semejantes. La moral es la conjunción de todo lo antedicho.

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Israel y los cristianos han perdurado milenios gracias a los diez mandamientos, o de su enmienda reducida a solo dos artículos, por el Salvador. Parafraseando, un pueblo sin leyes ni códigos es un pueblo sin Dios. Un movimiento político sin códigos éticos, es apenas una manada.

El “llanismo”, un grupo minoritario del PLRA, liderado por el senador Blas Llano, ha estado minando la moral política y la democracia paraguaya con varios comportamientos deleznables. Hemos detectado siete que valen la pena transcribirlos. Tal vez otros identifiquen más, pero para muestra vale solo un botón:

1. Los llanistas son falsos; no son liberales, son apenas un rejuntado cartista, expulsados del partido en una convención nacional y repuestos por una corte suprema cartista. Ellos re-ingresaron al partido solo para dividir.

2. Los llanistas son bastardos políticos, no tienen paternidad partidaria; no representan a la doctrina liberal, no representan a sus afiliados. Solo se representan a sí mismos y sus ambiciones desmedidas.

3. Los llanistas son cínicos; dicen ser demócratas, pero siempre están votando en contra del pueblo y de la democracia. Es fácil observar en sus votos su angurria por cargos, zoquetes, dinero y prerrogativas inmorales. ¿Cómo explican que siempre están de contramano con su partido y a favor de leyes mafiosas, oscurantistas y beneficiosas a grupos del “sistema”?

4. Los llanistas son destructores de la sociedad; con ellos jamás lograremos la alternancia política y los verdaderos postulados de una nueva República. Con ellos en el parlamento jamás habrá un pacto social que promueva la equidad, el equilibrio de poderes, el funcionamiento de las instituciones, la buena distribución de la riqueza y el desarrollo sostenible.

5. Los llanistas se unen para dividir a la verdadera oposición, para lograr mayorías transitorias en beneficio de grupos mafiosos. Todos ellos han votado, por ejemplo, a favor del Acuerdo Cartes-Macri; a favor de la re-elección presidencial; a favor de los bajos impuestos al cigarrillo. Siempre están alineados con los poderes de facto de las vialeras, de los sojeros, de los proveedores del Estado; en fin, donde hay carroña que devorar, ahí están ellos.

6. Los llanistas son ambiciosos consuetudinarios, antiguos, pero renovados constantemente en sus apetencias del poder. Siempre están en la danza de los movimientos de la ANR u otros partidos. A veces son nicanoristas, a veces son lugistas, a veces abdistas, pero siempre cartistas. Donde existe una ventaja económica o del poder, allí están ellos. Algo que los identifica plenamente es que son antiefrainistas enfermizos.

7. Los llanistas son egoístas, solo piensan en su grupito y no en el bien común. El Paraguay es su pantalla, pero su verdadera patria está en sus bolsillos.

A los buenos paraguayos, especialmente a los buenos liberales, solo nos resta advertir en estos momentos aciagos, a la Epístola de San Pablo: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables... amadores de los deleites más que a Dios…”.

lumaf77@gmail.com

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