Un escándalo se tapa con otro para que siga el show

Son demasiados los hechos de corrupción que pueden etiquetarse como “escandalosos” y que han sido puestos en evidencia por la prensa en los últimos tiempos. Son tantos y tan dinámicos los escándalos que se nos anestesió el asombro. Ante el aluvión, el Ministerio Público exhibe la pachorra de una tortuga coja.

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Tributación expuso un gigantesco esquema de facturas falsas con operaciones por unos 170 mil millones de guaraníes. Una sola empresa facturó a 17 municipios y a una gobernación por 57 mil millones utilizando facturas falsas. La SET detectó que tal empresa era solo una mochila y su “propietario”, un octogenario cuya modesta vida no condice con los “ingresos” que debería tener con tamaña facturación.

De los 17 municipios, 11 son liberales y 6 colorados. La Gobernación es liberal. Los azules le durmieron a la poderosa maquinaria republicana.

Entre los grandes “facturadores”, Tributación halló a un muchacho limpiavidrios de supina precariedad. Delirios del capitalismo “a lo Paraguay”.

La Contraloría confirmó que la Gobernación del departamento Central, de Hugo Javier, no puede demostrar la utilización legal de 6.382 millones de guaraníes que recibió como aporte para paliar los efectos de la pandemia.

La Municipalidad de Asunción del señor Nenecho Rodríguez no le va en zaga a otras instituciones similares. La extravagante sobrefacturación de insumos proveídos en plena pandemia, por ciertos allegados a la gente que decide, mereció merecidos titulares en tapa. Un merecimiento que se merece ante la afirmación de que la comuna capitalina compró detergentes de primer mundo para los vacunatorios. Nada raro… salvo que en el momento de la compra faltaba un año para que existieran vacunatorios. Ni vacunas había en el mundo. Ni que el intendente fuera Nostradamus. O, en este caso, “Nostragamus”. Todo es posible en la dimensión predadora del Paraguay.

Los medios de comunicación les han brindado a estos temas líneas y minutos suficientes como para que el público tuviera todas las referencias necesarias con el fin de dimensionar cabalmente los hechos.

Son acontecimientos muy graves, robos obscenos del dinero público, es decir, de nuestro dinero (muchos creen que lo público no es de nadie). En cualquier país decente constituirían escándalos que harían saltar todos los resortes de la justicia de manera inmediata e impetuosa. Aquí son escándalos que solo promueven fuertes titulares de portada y algunas reacciones en las redes que se diluirán en horas.

En estos casos, y en muchos otros que no se citan aquí, por lo menos la Subsecretaría de Estado de Tributación y la Contraloría General de la República han hecho su trabajo de inspección e intervención.

El que prácticamente no se inmuta es el Ministerio Público, sobre el que existe la empedernida sospecha de ser un Ministerio Privatizado. Esta institución espera que el escándalo de las facturas y de las sobrefacturaciones sea pronto sustituido por otro escándalo de manera que siga el show y no la molesten. ¡Sandraaaaa, esto es un escándalo! Tranquilos, muchachos, ya pasará.

nerifarina@gmail.com

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