Una cédula para la barrera

- Sus cédulas por favor - les dijo amablemente el oficial quien encabezaba la barrera que se había instalado sobre la avenida. -Claro, acá están- le respondió el hombre que hacía de conductor, pasándole su documento y el de su acompañante.

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Una breve consulta al banco de datos de la Policía confirmó que ambas personas no tenían problemas ni cuentas pendientes por lo que recibieron el visto bueno para seguir su camino.

- Adelante señor - dijo a modo de cierre el oficial, recibiendo las gracias del hombre que continuó su viaje a través de la avenida que lo llevaría hasta el aeropuerto internacional.

El hombre estaba apurado, debía tomar un vuelo, y el breve procedimiento policial le agregó unos minutos de retraso.

Pasaporte en mano embarcó luego sin problemas, su destino era Colombia, aunque con una escala previa en Panamá.

El avión aterrizó en suelo panameño, y en el sector de tránsito sonó la alarma: el hombre tenía una orden de captura por narcotráfico.

El pasajero con pasaporte y nacionalidad paraguaya, quien decía llamarse Ron Gamliel, se llamaba en realidad Yossi Ben Ari, según el registro en línea de la Interpol.

El hombre había sido condenado a 12 años de cárcel en 1993 por tráfico de heroína desde los Países Bajos hacia Israel.

Con detalles aún desconocidos de su proceso de obtención de documentos, se supo que logró huir a Paraguay para radicarse finalmente aquí, con documentos oficiales del Estado paraguayo utilizando que consignan esa falsa identidad.

No solo eso, lejos de andar escondido o de tener un perfil bajo para no llamar la atención, el hombre tuvo una vida activa en la sociedad paraguaya.

Yossi Ben Ari radicó inversiones como las de un casino y la franquicia de una conocida cadena hotelera en Ciudad del Este, además de la explotación de juegos de azar en la avenida Quinta en Asunción con concesiones municipales incluidas.

De hecho es solo cuestión de buscar en los archivos de las páginas de sociales para encontrar varias de esas fotografías cargadas de sonrisas para la foto, que se hacen generalmente con mucha amabilidad cuando uno o varios de los protagonistas tienen mucho dinero y/o poder.

Yossi Ben Ari estuvo por más de un cuarto de siglo en Paraguay sin que nadie lo importune, mientras que para la policía panameña bastaron unos pocos minutos para capturarlo.

El sistema de cruce de huellas dactilares hizo el trabajo, y al ser detenido le informaron que podría quedar detenido allí 60 días mientras se estudiaba su pedido de extradición, algo que rechazó haciendo que inmediatamente lo entregaran al gobierno israelí para cumplir con su condena.

El comisario Víctor Flores de Interpol Paraguay admitió en la 730AM que la policía paraguaya nada tuvo que ver con la detención del hombre, aunque también tenía todos los datos de la orden de captura emitida hace 28 años y reiterada cada cierto tiempo.

El comisario alegó a modo de justificativo que no lo detectaban en los operativos de control porque había conseguido una cédula paraguaya con una identidad falsa.

Con ese argumento es fácil suponer que muchos otros pueden seguir moviéndose de esa manera en el país, con la corrupción incluida de por medio, mientras algunos aplauden el anacrónico sistema de “control” de identidad a través de las barreras, que deja de lado el trabajo más importante, el de la inteligencia de los servicios de seguridad.

guille@abc.com.py

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