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Será recordado por la suspensión de clases presenciales, lo que cada alumno, familia y docentes vivieron a su manera. Un pastor evangélico afirmó en estos días en un sermón que el 2020 será recordado como un año de las mentiras, porque hubo alumnos que distribuyeron las tareas entre sí para entregarlas después cada uno como trabajo propio. Otros aprovecharon la situación para marcar y copiar del Internet como nunca antes, esperando que el docente no se diera cuenta o simplemente lo tolerara, por ende poco o nada se aprendió.
En el Chaco, el año será recordado también por la sequía histórica que superó registros de falta de lluvias de más de 50 años. La sequía impactó mucho más en la zona que la pandemia. Al paro económico, ordenado en nombre del covid-19, se sumó el “paro natural” en el campo debido a la sequía.
Ante la escasez de actividades, concejales departamentales y municipales de Boquerón decoraron sus agendas con declaraciones de interés de caminos y aeropuertos a ser asfaltados. Hasta le declararon hijo dilecto de Boquerón al presidente Mario Abdo y su ministro Arnoldo Wiens, que si bien es cierto llevan adelante importantes y necesarias obras en el Chaco, en realidad solo cumplen sus funciones.
Además, en el considerando de la resolución departamental los ediles enumeran asfaltados que están solo en planes y otros del gobierno anterior. Además, resaltan la “aceleración del bombeo” de agua por el acueducto, aunque dos meses después de su inauguración aún no proveyó agua potable, de manera que parece que a esta altura de la pandemia ya vale casi todo para mantener de buen humor a la ciudadanía.