La cumbre cartista de poderes que se hizo ayer terminó con una declaración con frases prefabricadas y sin conferencia de prensa.
El cartismo inventó rápidamente una estrategia de defensa y ataque para intentar contrarrestar los chats de Lalo que están “dinamitando” los cimientos de “Horror Colorado”.
El gobierno del “Patrão” y de Santítere no tiene ningún interés en cambiar las cosas. Prefieren guardar silencio y dejar a “sus” hombres y mujeres en lugares claves.
Definitivamente, el Paraguay está a merced de la narcopolítica y el crimen organizado. Algunos se arrodillan por simples cortes de carne, otros por protección, cargos y monedas.
La Iglesia se pronunció tras el escándalo que tumbó al diputado cartista Orlando Arévalo. Lo dijo claro y fuerte: La Justicia está para combatir el crimen organizado y no para que los políticos la utilicen para protegerse de su mala acción.
Orlando Arévalo (ANR, HC) se vio obligado a renunciar ayer también de la Cámara de Diputados porque desde el “Quincho” le soltaron la mano, dice la versión oficial. Aunque el abogado del ahora exlegislador dijo exactamente lo contrario.