Para los productores, la soja sigue siendo el cultivo rey; sin embargo, para lograr una buena cosecha, es necesario tener una buena siembra, combinada con aplicaciones, controles y recolección; y aunque todo el proceso se haga bien, el principal elemento es el clima.
“Vos podés hacer muy bien el ciclo del trabajo, pero si el clima no ayuda, y viene una sequía u otro fenómeno, todo lo realizado no podría alcanzar para lograr una buena cosecha. Si bien, cada campo es diferente, cada lugar también, y a esto hay que sumarle el clima, hay trabajos que no pueden dejar de hacerse si queremos intentar conseguir una buena cosecha”, comentó Escher.
Desecación, semilla de calidad y fertilización
En casi todo el país la soja está en pleno desarrollo; sin embargo, en el arranque del cultivo, incluso antes de la siembra, es fundamental empezar con una buena desecación, la preparación del suelo para la soja y las semillas certificadas representan una garantía para que estas reciban un buen tratamiento para enraizar y estar preparadas para plagas y enfermedades de suelo. También es importante la alimentación de la planta, fundamental, para que sea vigorosa y pueda resistir la aplicación de productos.
Empezar a los 35 días
“Todos los cultivos tienen que luchar contra malezas, plagas y enfermedades, y una primera aplicación de productos se recomienda entre los 35 y 40 días, dependiendo del clima y otros factores”, explica.
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En esta etapa, la planta de soja aún está débil, sostiene Escher, y puede ser atacada, por ello recomienda entrar con un triazol contra manchas foliares, y utilizar un fisiológico contra vaquitas y orugas, además de un glifosato. “Esto tendría un costo aproximado de 24 dólares la hectárea, aproximadamente”.
Aplicaciones son fundamentales
En un escenario ideal, con buen clima y desarrollo de soja, las siguientes aplicaciones se deben realizar cada 15 días, aproximadamente a los 60 días la segunda aplicación. En ese momento la planta entra en pleno estado reproductivo y es necesario cuidar las hojas, porque son las responsables de la fotosíntesis.
“En la segunda aplicación debemos seguir con el control de enfermedades con las carboxamidas y el multisitio (Mancosep, Clorothalonil, o el Óxido de cobre). Luego incluir el uso de insecticidas para el control de chinches con una inversión aproximada de US$ 32. La tercera aplicación, si todo va bien, es con un fungicida, un insecticida, un multisitio, siempre rotando los ingredientes activos, lo que representa una inversión de US$ 32 dólares adicionales”.

4ª aplicación, pero no la última
A los 90 días la soja ya está con vainas en carga, es la recta final, pero no hay que descuidar. “En esta etapa hay que seguir controlando enfermedades y utilizar un triazol para cuidar a la planta contra manchas foliares, ojo de rana, cercóspora e, incluso, la roya. Se sigue usando insecticida contra chinches y orugas, principalmente. La inversión es de US$ 24 por hectárea. El productor debe tener planificados US$ 30 más para alguna aplicación. Finalmente, la inversión llega a US$ 180 a US$ 200 solo entre herbicidas, fungicidas e insecticidas”.
Cubrir costos y ganar en tierra propia
El costo total de la producción está entre los 1.500 y 2.000 kilos de soja por hectárea en tierra propia. Sin embargo, para que sea rentable, lo ideal es a partir de los 3.000 kilos por hectárea, dejando libres 1.000 kilos; es decir, US$ 380 dólares, G. 2.500.000 la hectárea, para apuntar a la siguiente siembra, que puede ser maíz, explicó Escher.
Rentables en tierra alquilada
Cuando la siembra es en tierra alquilada es más complicado, explicá el técnico. “Muchas personas no calculan bien y alquilan a precio fuera de lo normal. Hay productores que pagan 1.500 kilos p/ha de alquiler; con el desafío de lograr obtener un promedio de 4.500 kilos p/ha para que haya rendimiento, algo muy complejo.
Cómo lograr la sostenibilidad
“Actualmente se usa bastante el sistema Santa Fe en maíz (pasto en medio de maíz), justamente para tener dos cultivos. Cuando se cosecha el maíz, queda el pasto sobre el suelo para cubrirlo, se lo seca y se convierte en materia orgánica, donde nacen menos malezas y ya tienes menos gastos en herbicidas”.
La rotación de cultivos es seguida por la mayoría de agricultores, al igual que el uso de mix de abonos verdes. “En nuestro caso, nosotros sembramos en tierras arenosas donde durante 40 años se sembró caña de azúcar, entonces darle cobertura al suelo ayudó a mejorar, pero lo que puedo decir es que tecnología hay, solo debemos buscarla y usarla”, finalizó nuestro entrevistado.
