La campaña agrícola se caracterizó por su irregularidad. Los productores que sembraron entre finales de diciembre de 2024 y principios de enero de 2025 obtuvieron promedios bajos. En contraste, quienes realizaron la siembra desde el 15 de enero de 2025 hasta finales de febrero, e incluso marzo, lograron resultados económicos favorables. Las precipitaciones de 300 mm en marzo y 300 mm en abril fueron determinantes en varias zonas.
Soja: rendimientos variados y leve reducción de área
La cosecha de soja finalizó con rendimientos muy dispares según la zona. Los agricultores con siembras tempranas reportaron bajos rendimientos, oscilando entre 1.000 y 1.200 kilos por hectárea. Quienes sembraron de mediados de enero en adelante experimentaron una mejor situación, con rendimientos cercanos a los 1.800 kilos por hectárea.
Las zonas del norte del Alto Paraguay mostraron resultados excepcionales, con lotes que alcanzaron los 4.000 kilos por hectárea. El rendimiento promedio general se estima en 2.200 kilos por hectárea. Aunque la intención de siembra de soja disminuyó de 130.000 hectáreas el año pasado a 110.000 en esta campaña, otros cultivos aprovecharon esta reducción.

Algodón: desafíos climáticos y nuevas variedades
La intención de siembra de algodón en el Chaco se cumplió, alcanzando las 60.000 hectáreas, de las cuales el 50% correspondió a colonos menonitas. A pesar de la tolerancia del algodón al estrés hídrico, las lluvias de marzo y abril (sumando 600 mm) provocaron una pudrición excesiva, afectando las expectativas de rendimiento.
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Aunque se esperaban 2.500 kilos por hectárea, alcanzar los 1.500 kilos por hectárea en promedio ya sería un buen resultado. Actualmente, se ha cosechado el 40% del algodón temprano, restando la porción del algodón tardío. Este año se sembraron variedades de algodón brasileño (no certificadas), que ofrecen un rendimiento de fibra 3 a 4 veces mayor (aproximadamente un 35%) que las variedades argentinas sembradas el año pasado.
Maíz: menor área sembrada y daños por lluvias
La superficie dedicada al maíz se reduce en comparación con el año anterior, influenciada por el aumento del precio del sésamo, llegando a unas 48.000 hectáreas. Los rendimientos fueron de 3.000 kilos por hectárea para el maíz menonita y entre 3.500 y 3.800 kilos por hectárea para los híbridos certificados. Las lluvias también impactaron negativamente en el cultivo, provocando la pérdida de muchas espigas.

Sésamo y poroto mung: los cultivos que la rompieron
El sésamo mecanizado fue uno de los cultivos más destacados de la campaña. Su área de siembra se disparó de 15.000 hectáreas el año pasado a 54.000 hectáreas en esta campaña, ocupando en algunas zonas el lugar de la soja. El atractivo del sésamo se debe a su buen precio y rusticidad.
El poroto mung también tuvo un éxito rotundo en la región Occidental. De solo 256 hectáreas el año pasado, se cultivaron 2.833 hectáreas en esta campaña, lo que representó un crecimiento significativo y permitió a los productores saldar deudas. La versatilidad de este cultivo, que puede sembrarse hasta en marzo con un ciclo de solo 90 días, lo posiciona favorablemente para futuros ciclos.
Sorgo, chía y maní: opciones en crecimiento
La apuesta por el sorgo, utilizado principalmente como alimento para animales en el Chaco paraguayo, aumentó. Se sembraron 24.000 hectáreas, 8.000 más que el año anterior. Muchos productores ganaderos optaron por el sorgo en lugar del maíz debido a su rusticidad y menor necesidad de insumos.
La chía también experimentó un crecimiento en su área, pasando de 790 hectáreas el año pasado a 1.500 hectáreas en esta campaña. Sin embargo, su expansión futura dependerá en gran medida del precio. Por otro lado, el maní sigue siendo un cultivo más exclusivo de las colonias menonitas, con un área estimada de siembra de 5.000 hectáreas. Este cultivo es preferido por productores que no utilizan el sistema de siembra directa debido a su método de cosecha.