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Según Osterlein, la recesión en el campo ha generado indecisión entre los productores respecto a las opciones de cultivo. Sin embargo, se observa una creciente tendencia hacia la canola debido a las oportunidades que ofrece, especialmente considerando que otros cultivos han sido perjudicados por la sequía.
Área de siembra estimada
En cuanto al área de siembra, Osterlein mencionó que hace dos años se alcanzaron aproximadamente 100.000 hectáreas, pero el año pasado la cifra cayó a 60.000 debido a factores climáticos adversos. Aunque le resulta difícil hacer una estimación precisa por la incertidumbre de los productores, confía en que la superficie sembrada superará las 60.000 hectáreas esta temporada.
“Confiamos en que el productor apostará por este cultivo, ya que tiene su comercialización asegurada y los precios actuales son favorables”, afirmó.
Rentabilidad atractiva
El experto explicó que el costo de producción por hectárea oscila entre US$ 300 y 500, dependiendo de factores como el alquiler de la tierra y la cantidad de fertilizante utilizado. Para cubrir estos costos, se requiere una producción de 800 a 1.000 kilos por hectárea.
Sin embargo, los productores que manejan adecuadamente sus cultivos han logrado rendimientos promedio de 1.800 a 2.400 kilos por hectárea, lo que hace que la meta sea alcanzable.
“La rentabilidad se vuelve aún más atractiva si se considera el precio actual del grano de canola, que supera los US$ 350 por tonelada. En condiciones favorables, un productor podría obtener ganancias significativas”, sostuvo Osterlein.
Por ejemplo, si se cosechan 2.000 kilos por hectárea, los ingresos alcanzarían US$ 700, lo que representa una rentabilidad del 50% sobre el costo de producción.

A mayor fertilización, mayor rendimiento
El profesional destacó que el manejo adecuado y el conocimiento sobre fertilidad son claves para maximizar la producción durante la siembra.
“Los productores pueden aspirar a rendimientos de hasta 3.000 kilos por hectárea. La rentabilidad promedio se estima en un 50%, lo que significa que, incluso con pérdidas de hasta un 30% por factores climáticos, aún se pueden obtener ganancias”, explicó.
Un cultivo muy cotizado por sus características
La canola se distingue por su alto contenido de aceite, que la convierte en una materia prima valiosa para la producción de aceites comestibles, biocombustibles y nutrición animal (debido a su elevado tenor proteico).
La demanda de canola ha ido en aumento, tanto a nivel nacional como internacional. Las industrias buscan cada vez más este grano por sus propiedades nutricionales y versatilidad en la producción de alimentos y productos industriales. Además, es un cultivo que se adapta bien a diferentes condiciones de suelo y clima, lo que permite su siembra en diversas regiones.
Las nuevas variedades híbridas de canola han sido desarrolladas para ser más resistentes a enfermedades comunes, lo que reduce el uso de agroquímicos y mejora la sostenibilidad del cultivo.

Sembrar canola sobre sorgo: una opción estratégica
Osterlein recomienda a los productores considerar la rotación de cultivos, especialmente sembrar canola después del sorgo, para aumentar la rentabilidad y mejorar la salud del suelo.
“Las últimas experiencias con la asociación de soja, sorgo y luego canola han sido excelentes en términos de rendimiento. Sin embargo, se requiere educación y manejo adecuado para asegurar el éxito del cultivo”, concluyó el experto.
Cifras
- Área esperada de siembra: 60.000 hectáreas
- Costo de producción: US$ 300 - 500 por hectárea
- Rendimiento promedio: 2.000 kilos por hectárea
- Rentabilidad estimada: 50% por hectárea