En la apertura de la Cumbre Ministerial de Gobernanza de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se celebra esta semana en Asunción, el presidente Santiago Peña reiteró la aspiración de Paraguay de convertirse en miembro de la organización. No se trata de un gesto simbólico, sino de una declaración de visión país y compromiso: la decisión de anclar las reformas nacionales en los más altos estándares internacionales. Desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), compartimos esa visión y estamos acompañando a Paraguay en este proceso transformador.
Paraguay avanza con paso firme en su desarrollo. El país combina bases macroeconómicas sólidas con una clara orientación hacia el crecimiento liderado por el sector privado, la apertura comercial y la estabilidad institucional. Ha mantenido tasas de crecimiento superiores al promedio regional durante la última década, con baja inflación, deuda manejable y una política fiscal responsable. Además, cuenta con una matriz eléctrica 100% renovable, lo que refuerza su competitividad en una economía global cada vez más verde.

Esta combinación de estabilidad, sostenibilidad y apertura coloca a Paraguay en una posición privilegiada para dar el siguiente paso: profundizar su integración con la comunidad internacional y consolidar un desarrollo basado en conocimiento, innovación y confianza. En ese camino, la OCDE ofrece una plataforma única. Más que un club de países desarrollados, la organización es una comunidad que comparte buenas prácticas, promueve políticas públicas basadas en evidencia y ayuda a los países a fortalecer sus instituciones y atraer inversión.
Una relación más estrecha con la OCDE puede generar beneficios tangibles para Paraguay: impulsar reformas estructurales sostenidas, fortalecer la gobernanza, mejorar la efectividad institucional, enviar señales de confianza a inversionistas y ampliar su voz en la definición de estándares internacionales. Todo ello contribuye a un mismo objetivo: crecer más, con mayor inclusión y oportunidades para todos los paraguayos. La participación activa del país en la Cumbre Ministerial y la ejecución de su Programa País con la OCDE son pasos firmes en esa dirección.
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El BID es un socio estratégico en este proceso, financiando y acompañando la implementación de acciones clave del Programa País que apuntan a incrementar la productividad, modernizar el Estado, mejorar el clima de negocios y fortalecer la gobernanza y la seguridad jurídica.
Este acompañamiento forma parte de un esfuerzo regional más amplio. Varios países de América Latina están profundizando su relación con la OCDE. Sobre la base de una larga trayectoria de cooperación con la organización, el BID ha intensificado su apoyo técnico, financiero e institucional para facilitar estos procesos. Acompañamos a Paraguay, así como a Argentina y Perú, en sus procesos de adhesión, y a Uruguay, Panamá y República Dominicana en su cooperación creciente. Todo con un mismo objetivo: fortalecer las instituciones y promover políticas públicas más eficaces.
Se trata de una agenda estratégica para el BID. La OCDE ofrece a los países una hoja de ruta estructurada para avanzar en reformas fiscales, de gobernanza, competencia, inversión y educación, entre otras. El BID complementa esa ruta con financiamiento, asistencia técnica y presencia en el terreno, para traducir las reformas en resultados concretos. Al fomentar el aprendizaje entre pares y el intercambio regional, ayudamos a maximizar el impacto de estas transformaciones, incluso en países que aún no son miembros.
La colaboración con la OCDE eleva la calidad del trabajo del BID, al incorporar buenas prácticas y métricas globales que fortalecen la efectividad de nuestras operaciones. Como puente entre América Latina y el mundo, el BID impulsa una voz regional más fuerte en los foros internacionales. Al mismo tiempo, la participación de nuestra región en la OCDE enriquece sus debates, amplía las perspectivas y refuerza la relevancia global de sus estándares.
Paraguay cuenta con las condiciones y la determinación necesarias para seguir esta ruta con éxito, y el BID con la experiencia, la voluntad y los recursos para acompañarlo. El camino, naturalmente, presenta desafíos: coordinar reformas multisectoriales, fortalecer capacidades técnicas, asegurar continuidad institucional y mantener consensos políticos amplios. Pero esos retos son el corazón mismo de todo proceso transformador.
Las experiencias de países como Chile y Costa Rica, que recorrieron este camino con éxito, lo demuestran: mejores instituciones, mayor confianza y políticas más eficaces bien valen el esfuerzo.
Hoy, Paraguay avanza con decisión hacia una aspiración ambiciosa: convertirse en miembro de la OCDE. Esta meta refleja su visión de futuro y su compromiso con el desarrollo. El BID estará a su lado, como siempre: socio estratégico, aliado técnico y amigo de largo plazo, trabajando juntos por un Paraguay más productivo, sostenible e inclusivo.
*Vicepresidenta de Países e Integración Regional del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
