En finanzas, el dinero que mantenemos estático, ya sea bajo el colchón o en una cuenta de ahorro tradicional con rendimientos mínimos, es dinero que está perdiendo poder adquisitivo.
Es un goteo constante que vacía el vaso de nuestra riqueza, incluso cuando la economía parece estable.
El 3% que parece pequeño, pero que no lo es
La inflación, medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC), es el aumento generalizado de los precios de bienes y servicios.
Si la inflación anual es del 3%, significa que una cesta de productos que hoy cuesta 100 unidades monetarias, costará 103 unidades dentro de 12 meses.
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El impacto real es este: si hoy tenemos 100 unidades monetarias ahorradas y no ganan rendimiento (o ganan menos del 3%), al final del año, su saldo seguirá siendo 100, pero su capacidad para comprar bienes se habrá reducido.
El objetivo financiero no es simplemente ganar dinero, sino lograr un rendimiento real positivo. Esto significa que la inversión debe crecer a una tasa superior a la tasa de inflación.
Si la inflación es del 3% y la inversión rinde 5%, la ganancia real es de solo el 2%. Si la cuenta de ahorro rinde 1%, la pérdida real es del 2%.
¿Por qué ajustar nuestros hábitos financieros?
El mayor error que cometemos es confundir el concepto de ahorrar con el concepto de invertir.
Ahorrar es guardar dinero para una necesidad futura a corto plazo (un fondo de emergencia, un viaje) y su prioridad es la liquidez y la seguridad.

Invertir es poner el dinero a trabajar para que crezca y venza a la inflación a largo plazo. La prioridad es el rendimiento real.
Para combatir la inflación invisible, debemos modificar este hábito: el dinero destinado a objetivos de largo plazo, como jubilación y educación universitaria, nunca debe permanecer líquido. Debe ser movido de activos pasivos (cuentas de ahorro) a activos generadores de riqueza.
Instrumento financiero para vencer a la inflación invisible
Para proteger y aumentar nuestro poder adquisitivo, el dinero debe colocarse en instrumentos que históricamente han demostrado crecer por encima del IPC.
Los activos reales y de refugio, como el Inmobiliario y Commodities, tienden a aumentar de precio con la inflación porque están ligados a los costos de producción y materiales.
En Bienes raíces (inmobiliario), la inversión en propiedades (directa o a través de fondos inmobiliarios) ofrece una excelente protección.

Los alquileres suelen ajustarse a la inflación, manteniendo el valor del flujo de caja.
En palabras simples, el dinero que hoy no se invierte pierde valor.
Esta erosión del poder adquisitivo no siempre se nota de inmediato, pero tiene efectos concretos en la capacidad de consumo y, especialmente, en la posibilidad de construir un patrimonio a largo plazo.
Frente a esta realidad, Fortaleza Inmuebles SAE, con más de tres décadas de trayectoria en el mercado paraguayo, ofrece un modelo de inversión sustentado en la estabilidad, la previsibilidad y la seguridad.
A través de un sistema basado en el ahorro programado y la inversión en bienes inmuebles, la empresa propone una solución accesible y confiable para quienes desean proteger su capital sin asumir riesgos innecesarios.
“En Fortaleza creemos que invertir es una forma de cuidar lo que uno ha logrado, pero también de proyectar un legado. Nuestro modelo permite a las personas tomar el control de su futuro financiero, sin necesidad de grandes desembolsos”, afirma Sergio Prendoné.

En un contexto donde la desconfianza hacia ciertos instrumentos financieros y la falta de educación en la materia siguen siendo barreras frecuentes, Fortaleza busca acercar una alternativa tangible, sencilla y con impacto real en la vida de las personas.
Invertir, en este sentido, se transforma en una herramienta de autonomía, estabilidad y crecimiento.
“Muchas veces no se trata de cuánto dinero se tiene, sino de cómo se decide administrarlo. Y ahí es donde la planificación y la inversión juegan un rol clave”, concluye Sergio Prendoné.
La acción es la única defensa
La inflación invisible opera bajo la premisa de la inacción. Mientras mantengamos grandes sumas de dinero inactivas por miedo a invertir, este estará contrayéndose.
La clave no es esperar a que la inflación desaparezca; la clave es diseñar una estrategia de inversión que sea proactiva.
Lo recomendable es diversificar los activos y asegurarnos de que la rentabilidad del capital trabaje incansablemente para vencer al “ladrón silencioso”, protegiendo nuestro futuro económico.
