El desarrollo del mercado de capitales en Paraguay ha mostrado avances en los últimos años; sin embargo, la mayoría de los paraguayos aún asocia el ahorro con “guardar dinero” y no con invertir. Este comportamiento refleja una mentalidad conservadora que limita tanto el crecimiento personal como el desarrollo económico del país. La clave está en transformar esa cultura del simple resguardo del dinero en una cultura financiera orientada a la inversión.
Ahorrar sigue siendo una práctica positiva y necesaria, pero cuando los recursos se mantienen inmovilizados o en instrumentos de baja rentabilidad, terminan perdiendo valor por efecto de la inflación. Los precios suben, el dinero no genera rendimiento y, con el tiempo, el poder adquisitivo disminuye. Por ello, el verdadero desafío no está solo en fomentar el ahorro, sino en dar el siguiente paso: invertir de forma planificada e inteligente.
En Paraguay, la cultura del ahorro formal es todavía débil. Según la Encuesta de Capacidades Financieras (EMC) realizada en 2022 por CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, apenas el 18% de los paraguayos ahorra, y de ellos, el 73% lo hace de manera informal, guardando el dinero en casa o “debajo del colchón”. Aunque el 60% de los adultos tiene acceso a productos financieros, no todos los utilizan para ahorrar o invertir. Esta tendencia no es exclusiva del país: en América Latina, solo el 40% de los adultos ahorra, y la mayoría lo hace fuera del sistema financiero formal. Este escenario revela una gran oportunidad para fortalecer la educación financiera y el acceso a productos de inversión accesibles y transparentes.
Muchas personas desconocen que el mercado de capitales paraguayo ofrece opciones seguras, reguladas y al alcance de pequeños ahorristas. Los fondos mutuos y de inversión, bonos corporativos, títulos del Estado y acciones son alternativas que permiten hacer trabajar el dinero con distintos niveles de riesgo y plazos. Incluso con montos desde G. 300.000, es posible comenzar a invertir en fondos mutuos, que suelen ofrecer rendimientos más atractivos que las cajas de ahorro o los certificados de depósito de ahorro (CDA). Esto demuestra que la inversión no es exclusiva de grandes capitales, sino una posibilidad real para quienes buscan diversificar y obtener mejores resultados financieros.
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No obstante, para lograr este cambio cultural es indispensable la educación financiera. No se puede hablar de inversión sin antes construir una cultura del ahorro, ya que este constituye la base de toda planificación económica. Comprender conceptos como presupuesto, rentabilidad, riesgo y diversificación ayuda a tomar decisiones conscientes y a utilizar el dinero de manera estratégica. Ahorrar permite alcanzar metas de corto plazo, mientras que invertir posibilita cumplir objetivos de mediano y largo plazo, como adquirir una vivienda, financiar estudios o asegurar la jubilación.
El manejo de herramientas básicas como el presupuesto familiar permite visualizar ingresos y gastos, identificar oportunidades de ahorro y distribuir el dinero entre distintas opciones de inversión, reduciendo riesgos y mejorando la rentabilidad esperada. Asimismo, el asesoramiento profesional resulta esencial para definir objetivos y construir estrategias que acompañen las metas personales a lo largo del tiempo.
Por otra parte, el rol de las instituciones financieras y del mercado de capitales resulta clave para impulsar esta transformación. Es necesario simplificar y desburocratizar los procesos relacionados con el registro de empresas, la apertura de cuentas y la incorporación de clientes locales y extranjeros. La digitalización y automatización de estos procedimientos contribuirían a una mayor inclusión financiera, facilitando que más personas puedan acceder, ahorrar e invertir de forma ágil y segura.
Plataformas simples, educación financiera en línea y asesoría profesional pueden marcar la diferencia entre guardar dinero y hacerlo crecer. En este sentido, la tecnología y la educación digital se posicionan como grandes aliadas para reducir barreras, agilizar trámites y fortalecer la confianza del público en el mercado.
Invertir no debe considerarse un privilegio reservado a unos pocos, sino una herramienta para generar bienestar colectivo. Cada inversión moviliza recursos, financia proyectos, crea empleo y fortalece empresas, contribuyendo al crecimiento económico y social del país.
Dar el paso del ahorro a la inversión requiere confianza, información y visión de largo plazo. Pero también representa una oportunidad única para cambiar la manera en que los paraguayos gestionan su dinero. Fomentar una cultura financiera sólida y orientada a la inversión no solo mejora las finanzas personales, sino que impulsa el desarrollo sostenible del mercado financiero y del país. En definitiva, un Paraguay que aprende a ahorrar y luego a invertir, aprende a crecer.
*Especialista en el Mercado de Valores y Gerente de Operaciones en la Bolsa de Valores y Productos de Asunción S.A.