Paraguay crece 5,9%, pero ¿la población realmente lo siente?

Aunque el país exhibe un crecimiento económico del 5,9% y se posiciona entre las economías más dinámicas de la región, el desafío sigue siendo que ese impulso se traduzca en bienestar real. Detrás de las cifras alentadoras, muchos paraguayos aún no sienten en su día a día los efectos del progreso.

"Un país puede crecer a tasas envidiables, pero la sostenibilidad del crecimiento depende de cómo se distribuya su impacto", explica Perini.
"Un país puede crecer a tasas envidiables, pero la sostenibilidad del crecimiento depende de cómo se distribuya su impacto", explica Perini.

Bien es sabido que el Paraguay viene creciendo a ritmos constantes. En el primer semestre del 2025 creció 5,9%, según el Banco Central del Paraguay (BCP), consolidándose como la segunda economía más dinámica de la región. Lo sorprendente es que, a pesar de estas cifras, uno se pregunta: ¿realmente la gente lo siente en su día a día? Para los inversionistas, estos números son un imán; pero para las familias, la historia puede ser diferente.

Construcción y capital: inversión que se nota

Actualmente, el sector de la construcción lidera con una subida del 8,6%. Las obras públicas y privadas se multiplican, y cada nueva obra parece abrir oportunidades de empleo. Por ejemplo, observando los datos de la capital, se ven barrios con nuevas infraestructuras y proyectos que antes parecían lejanos. Además, la formación bruta de capital fijo subió 22,4%, marcando el séptimo trimestre consecutivo de crecimiento positivo. Desde mi experiencia, esto refleja que hay confianza en invertir, aunque la pregunta sigue siendo: ¿ese dinamismo llega a todos?

Sectores estratégicos en acción

Por otra parte, los servicios y la manufactura también avanzan, mientras la actividad ganadera, forestal y minera crecieron 7,7%. Esto suena muy bien, pero si pensamos en una familia promedio, ¿significa que tiene más ingresos o mejores oportunidades? El consumo privado subió 4,6%, mientras que el gasto del Gobierno cayó 5,9%. Por ejemplo, esto se traduce en que algunas familias sienten menos apoyo del Estado, a pesar de que el país crece.

¿Dónde queda la gente en medio de tantos números?

Lo cierto es que un PIB creciente no siempre se refleja en la vida diaria: mayor poder adquisitivo, acceso a servicios o empleo de calidad. Una familia promedio podría estar pagando casi 20% más por la canasta básica que hace un año, y aun así leer que la economía creció casi 6%; puede parecer contradictorio. Esto plantea una pregunta interesante: ¿realmente sentimos este crecimiento en nuestro bolsillo o sigue siendo solo un dato en un informe?

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Inversiones con impacto real

En contraste, para los inversionistas la oportunidad está clara: servicios, construcción y manufactura presentan un buen dinamismo. Sin embargo, desde mi perspectiva, lo más importante es mirar el impacto real. Los proyectos que generen empleo estable, fortalezcan la producción local y fomenten el consumo masivo no solo mueven la economía, sino que también transforman vidas.

El verdadero desafío: que crecer signifique mejorar vidas

Un país puede crecer a tasas envidiables, pero la sostenibilidad del crecimiento depende de cómo se distribuya su impacto. No basta con ver porcentajes; lo que importa es que el desarrollo llegue a la población y se sienta en el día a día. Por eso, cada inversión y cada política pública deberían traducirse en beneficios concretos.

Reflexión final

Paraguay está creciendo, y eso es sumamente positivo. Pero, a pesar de los buenos números, queda la pregunta flotando: ¿cómo podemos sentirlo todos los días en nuestro bolsillo y en nuestra vida cotidiana? Transformar el crecimiento en bienestar real sigue siendo el desafío más grande.

* Economista y analista financiero especializado en desarrollo económico y mercados de inversión.