ALC: la región más polarizada, desconfiada y vulnerable

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe 2025 para América Latina y el Caribe, sostiene que el éxito y la rentabilidad en la próxima década no dependerán de la eficiencia operativa, sino de la capacidad para responder los desafíos sociales, estructurales  y ambientales.

ALC - PNUD
ALC vulnerable y estancada

América Latina y el Caribe (ALC) es la región más polarizada del mundo, con el 31% de la población vulnerable, el índice de incertidumbre está 50% por encima que el promedio global y una tasa de crecimiento del Índice de Desarrollo Humano (IDH) que bajó de 0,7% a 0,3%.

El informe del PNUD es contundente y propone repensar roles y modelos de negocio, pasando de ganancias a corto plazo a ganancias con creación de valor compartido a largo plazo, a través de inversión en capital humano, transformación digital e infraestructura capaz de resistir crisis que impacta a nivel global y local.

El informe “Bajo presión: recalibrando el futuro del desarrollo en América Latina y el Caribe”, explora la situación del desarrollo en la región y la presión que enfrenta debido a la volatilidad económica global, las tensiones geopolíticas y los rápidos cambios tecnológicos y sociales, factores que se suman a las vulnerabilidades estructurales existentes en la región que aún no han sido cubiertas.

El documento propone un nuevo concepto: el “desarrollo humano resiliente”, que no se limita a adaptarse a los cambios que trae el mundo, sino a fortalecer la capacidad de las personas, comunidades e instituciones para enfrentar riesgos múltiples e interconectados. En lugar de centrarse en la supervivencia a corto plazo, la propuesta se enfoca en la preparación, la adaptabilidad y la estabilidad a largo plazo.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Estancamiento y vulnerabilidad

Tras décadas de progreso, el desarrollo humano en ALC enfrenta un estancamiento y se encuentra vulnerable debido a la convergencia de múltiples crisis interconectadas, una incertidumbre global y una profundización de problemas estructurales históricos.

El informe evidencia el freno en el progreso del desarrollo humano. Si bien la región logró avances, la pandemia fue un punto de quiebre, provocando un retroceso en el Índice de Desarrollo Humano.

La tasa de crecimiento anual del IDH en ALC cayó del 0,7% (1990-2015) al 0,3% (2015-2019), por debajo del promedio mundial. En cuanto a la pobreza, ALC logró reducirla a la mitad entre 2000 y 2024 (del 50,3% al 25%), pero se ha estancado sin consolidar una clase media estable.

Aproximadamente el 31% de la población es vulnerable, vive muy justo, por encima del umbral de la pobreza, pero con un alto riesgo de recaer ante cualquier complicación. Sumando personas de bajos recursos y vulnerables, más del 56% de la población de ALC carece de mecanismos para enfrentar eventos adversos.

Progreso frágil y alta incertidumbre

Se ha pasado de gestionar riesgos a navegar en una incertidumbre que se ha duplicado desde 1990, sostiene el informe. A principios de 2025, el índice de incertidumbre en la región fue un 50% más alto que el promedio mundial, tomando en cuenta tres factores:

Eventos adversos tradicionales, tormentas, sequías, crisis económicas, cada vez más frecuentes y severos.

– Amenazas como ciberataques a gran escala, pandemias, desinformación digital y disrupciones tecnológicas aceleradas.

Crisis interconectadas y amplificadas entre sí, que crean efectos dominó difíciles de prever y gestionar.

Esta combinación de progreso frágil y alta incertidumbre ejerce una presión sobre los tomadores de decisiones y la población en general, generando pesimismo y limitando la capacidad de planificar a largo plazo.

Las presiones para ALC

Disrupción digital

La transformación digital es incompleta y desigual. Si bien hay avances en cobertura móvil básica, la región sigue rezagada en infraestructura 5G, fibra óptica y habilidades digitales.

Existen disparidades en conectividad, asequibilidad y alfabetización digital entre países, zonas urbanas, rurales y niveles de ingreso. La tecnología ofrece flexibilidad y acceso al mercado laboral, especialmente a jóvenes y migrantes; sin embargo, emerge la informalidad al no tener protección social; entre el 27% y 65% de los trabajadores contribuyen a sistemas de pensiones.

Por otra parte, entre el 26% y 38% de los trabajos en ALC están expuestos a la IA generativa; sin embargo, solo del 1% al 6% corren riesgo de automatización total, mientras que entre el 8% y 14% tiene potencial de aumento de productividad. El riesgo principal es que, sin políticas adecuadas, la IA profundizará las desigualdades existentes.

Los gobiernos de la región están adoptando la IA en el sector público, pero esto trae riesgos como sesgos algorítmicos que perpetúan la discriminación y ciberamenazas que comprometen la privacidad y la prestación de servicios.

El uso excesivo de redes sociales –la región es líder mundial– también afecta la salud mental y facilita la desinformación, erosionando la cohesión social y la confianza institucional. La capacidad de ALC para aprovechar estas tecnologías dependerá de inversiones en capital humano, infraestructura digital y una gobernanza responsable de los datos.

La región más polarizada del mundo

La fragmentación social se intensifica por la incertidumbre. La confianza en la mayoría de las personas y en los gobiernos ha caído. Las personas recurren a sus círculos más cercanos como red de protección, pero la desconfianza generalizada amplía la distancia entre grupos sociales.

La región es una de las más polarizadas del mundo. El descontento por la limitada movilidad social y la percepción de ineficacia institucional han llevado al abandono de los partidos políticos tradicionales y al ascenso de liderazgos personalistas y antisistema.

En sociedades fragmentadas y con Estados débiles, el crimen organizado ha crecido. Casi la mitad de los homicidios en la región está vinculada a estas organizaciones, que diversifican actividades: trata de personas, minería ilegal, extorsión, y ejercen influencia en la gobernanza local mediante servicios informales.

La fragmentación ha debilitado la gobernanza, dificulta la construcción de acuerdos para políticas de largo plazo y puede fomentar el apoyo a medidas autoritarias.

Impacto climático

El cambio climático, con impactos tangibles en el desarrollo humano, experimenta aumentos de temperatura. Entre 2000 y 2019 hubo un promedio de 36.700 muertes anuales adicionales relacionadas con el calor. La productividad laboral se reduce por el estrés térmico, con pérdidas estimadas en US$ 1.780 millones en 2022.

Se estima que el 31% de la población está expuesta a riesgos por el cambio climático. Las sequías afectan la energía hidroeléctrica y la seguridad alimentaria; los incendios forestales arrasan extensiones y la inseguridad alimentaria afecta al 37% de la población en 2023.

Existe una relación inversa entre el nivel del IDH y la vulnerabilidad climática. Los países y comunidades más pobres, que menos han contribuido al problema, son los más afectados y tienen menos capacidad de adaptación.

Recalibrando el futuro

Para construir un desarrollo humano resiliente, el informe del PNUD propone una nueva guía de tres pilares interconectados: instrumentos, instituciones e infraestructura.

Instrumentos para navegar la incertidumbre

Se necesitan políticas públicas que fomenten la resiliencia, ampliando la cobertura para incluir a la población vulnerable y desarrollar mecanismos que se activen automáticamente.

Políticas que ayuden a los hogares a acumular y proteger activos que sirvan como colchón ante las adversidades, asegurando que los impactos temporales no se conviertan en pérdidas permanentes.

Instituciones ágiles con presencia

Las instituciones deben volverse más ágiles, coordinadas y con una presencia constante, especialmente en zonas marginadas, capaces de anticipar y responder de manera proactiva a las crisis a través de alerta temprana y financiamiento contingente.

Fomentar la cooperación intergubernamental y superar estructuras burocráticas para adaptarse rápidamente, mejorando los mecanismos de participación ciudadana y la capacidad de respuesta.

Infraestructura

La infraestructura es la columna vertebral para el desarrollo resiliente. Infraestructura pública digital que facilite la innovación y la prestación de servicios inclusivos; infraestructura física que cierre brechas geográficas, económicas y culturales, fomentando la cohesión social; e infraestructura resiliente al clima: transportes, energía, agua que pueda resistir y recuperarse de los impactos climáticos.

Paraguay y la calidad de desarrollo

El análisis regional del PNUD analiza la situación de Paraguay. Históricamente, ha demostrado una notable estabilidad macroeconómica en una región turbulenta. Su economía, impulsada por un sector agroindustrial robusto, ha mantenido un crecimiento sostenido, atrayendo la atención de inversores que buscan un entorno más predecible. Además, su bono demográfico, una población joven y en crecimiento, se presenta como un motor de desarrollo a largo plazo.

PNUD
Datos del Paraguay según el PNUD

Sin embargo, esta visión optimista tiene su contraparte. El principal desafío de Paraguay, a pesar de su crecimiento, reside en la calidad del desarrollo. El crecimiento económico no ha logrado erradicar las profundas desigualdades sociales.

Gran parte de la riqueza generada por la agroindustria no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de la población más vulnerable, especialmente en zonas rurales.

El acceso a servicios públicos de calidad como salud, educación e infraestructura sigue siendo una asignatura pendiente que limita el potencial humano y, por ende, el capital productivo del país.

Además, la vulnerabilidad ambiental es un factor de riesgo para Paraguay. Su economía depende en gran medida de los recursos naturales, y eventos climáticos extremos como sequías e inundaciones, cada vez más frecuentes, tienen un impacto.

Las empresas del sector agropecuario son las primeras en sentir el golpe, afectando la producción y la exportación; por lo tanto, la recalibración del futuro para Paraguay implica una transición hacia una economía más diversificada, sostiene el informe, con un mayor valor agregado y, sobre todo, una gestión más sostenible de los recursos naturales.

La brecha digital también representa una barrera para el desarrollo. A pesar de los avances en conectividad, el acceso a internet de alta velocidad y la alfabetización digital no son universales.

Esta disparidad crea una desventaja competitiva para las pequeñas y medianas empresas y limita la capacidad de los trabajadores para adaptarse a las demandas de la economía digital.

Por otra parte, para el sector privado, esto se convierte en una oportunidad para invertir en infraestructura de telecomunicaciones, en la creación de centros de capacitación digital y en el desarrollo de aplicaciones y servicios que se adapten a las necesidades específicas de la población paraguaya.

Confianza gubernamental: -13% que el promedio regional

En ALC, la confianza en el Gobierno y en la mayoría de las personas ha caído, mientras que la confianza en la comunidad más cercana se ha mantenido estable. La confianza en el Gobierno paraguayo es de 16,9%, en comparación con un promedio regional de 29,6%; la confianza en la mayoría de las personas se sitúa en 15,2%, frente al 15,2% en ALC y la confianza en la comunidad es de 54,5%, comparado con el promedio regional de 55,8%. La confianza en el Gobierno paraguayo ha pasado del 80% en el 2010 al 16,9% en el 2020.

Por otra parte, los jóvenes en ALC están dispuestos a justificar un golpe de Estado tomando en cuenta los altos niveles de delincuencia. Los jóvenes paraguayos son más propensos a apoyarlo, con el 56,3%, el 48,1% entre personas de 26 y 35 años, el 40,3% entre 36 y 65 años y el 29,6% de 66 años en adelante.

Enlace copiado