En el complejo panorama empresarial actual, la toma de decisiones ha evolucionado drásticamente. Ya no basta con la experiencia acumulada o la corazonada y la intuición del líder; hoy, la sostenibilidad del negocio se asienta sobre datos, métricas y análisis riguroso.
Patricia Goto, experta en la materia y economista de Banco Atlas, es clara: las estrategias basadas en datos han dejado de ser una simple ventaja para convertirse en un proceso indispensable de las empresas que buscan ser relevantes en el mercado.
“Los datos por sí solos no hablan: además de la extracción, transformación y visualización, se requiere de profesionales que comprendan el contexto, reconozcan patrones y puedan conectar las métricas en sentido estratégico con los desafíos reales de la empresa. Esa combinación de capacidad técnica + entendimiento profundo del negocio es lo que convierte los datos en decisiones inteligentes y sostenibles”.
La información actúa como un aliado estratégico, clave para reducir la incertidumbre y, crucialmente, para ampliar la capacidad predictiva al identificar patrones y tendencias que la simple observación no revelaría. Aunque la intuición sigue aportando ese criterio y experiencia vital, su verdadero poder se libera al combinarse con la evidencia estadística, sostiene Goto.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Una organización que domina esta gestión con datos adquiere la habilidad de anticipar riesgos, detectar oportunidades y, lo más importante, anticiparse a la competencia. Esta disciplina se traduce directamente en una mejora tangible en eficiencia, rentabilidad, innovación y visión de largo plazo.
Los cuatro ejes de la medición empresarial
Para cualquier empresa, sin importar su tamaño, existen pilares métricos irrenunciables que deben ser medidos y analizados para asegurar la comprensión de su desempeño. La economista Goto subraya que el análisis trasciende las finanzas tradicionales y propone cuatro ejes:
El primer eje es el desempeño financiero, que debe complementarse con una visión más amplia que incorpore información económica, indicadores sectoriales y ejercicios de benchmarking con la competencia.
El segundo pilar son los procesos internos. La medición de su cumplimiento y eficiencia es la base operativa que asegura la alineación con los objetivos estratégicos.
El tercer eje, según Patricia Goto, se centra en la experiencia del cliente, una fuente de información crítica para impulsar el crecimiento.
Finalmente, el desempeño de los colaboradores se revela como un factor determinante como cuarto eje. Contar con perfiles bien definidos y KPI objetivos es esencial no solo para mapear la productividad, sino también para monitorear aspectos vitales como el compromiso y el clima laboral.
Lea más: Los 6 indicadores para pasar del instinto al mapa de los datos
De datos a conocimiento estratégico
“El desafío no es solo recolectar información, sino transformarla en conocimiento útil. El riesgo de que los datos se conviertan en mero ruido es real”. Para evitarlo, Goto enfatiza que los datos por sí solos no tienen voz. Se requiere una combinación: capacidad técnica junto a un entendimiento profundo del negocio y análisis.
Los profesionales deben comprender el contexto, reconocer patrones y conectar las métricas con los desafíos estratégicos de la empresa.
Para pasar del dato a la decisión inteligente, Patricia Goto recomienda tres pasos prácticos:
– Definir con claridad las decisiones que se buscan respaldar con datos.
– Establecer procesos de gobierno de datos para asegurar su calidad y consistencia.
– Contar con herramientas que transformen la información en tableros simples y accionables.
“Ignorar la evidencia estadística y basarse únicamente en la experiencia pasada condena a la empresa a un riesgo de desfase, perdiendo su capacidad de adaptación a las nuevas tendencias y reduciendo su competitividad. Las decisiones se vuelven menos eficientes, basándose en percepciones incompletas que pueden llevar a desaprovechar oportunidades o, peor aún, a asumir riesgos innecesarios”.
“No basta controlar incumplimientos, sino generar valor, rentabilidad y relación con el cliente”.
De acuerdo a la experiencia de Patricia Goto, en el sector bancario, una estrategia basada en datos garantiza solidez, previsibilidad y eficiencia en la gestión. Al medir y analizar indicadores clave como la calidad de la cartera (morosidad, cobertura, concentración de riesgos), el crecimiento y rentabilidad (créditos, depósitos, márgenes financieros) y la relación con los clientes (nivel de bancarización, uso digital, cruzamiento), el banco no solo obtiene una radiografía clara de su situación, sino que también puede anticipar escenarios y tomar decisiones más precisas.
“Este análisis brinda una clara radiografía y el impacto es directo en la rentabilidad: se maximizan los ingresos a través del fortalecimiento de la estrategia comercial y la identificación de segmentos con potencial, mientras que se optimiza la eficiencia del gasto mediante un mejor control del riesgo y procesos más ágiles”.
La experta sostiene que la estadística en la industria financiera ha avanzado de los modelos de scoring tradicionales a técnicas dinámicas que integran machine learning y análisis predictivo. “Estos nuevos modelos pueden anticipar la morosidad con mayor precisión, incorporando variables de contexto económico y social, no solo el comportamiento de pago”.
“Este avance también optimiza la oferta de productos, adaptándolos a los perfiles, patrones de comportamiento y factores contextuales de los clientes, haciendo que cada propuesta sea ajustada a sus necesidades y capacidades reales.
El objetivo ya no es solo controlar los incumplimientos, sino generar valor, mejorar la rentabilidad y fortalecer la relación con el cliente”, finaliza Patricia Goto.
