Paraguay transita en 2025 uno de sus mejores años económicos de la última década. Los principales factores que inciden en el desempeño de su economía se han alineado favorablemente, configurando un escenario excepcional que contrasta con las dificultades vividas en años recientes. Después de cuatro años de sequía severa, el retorno de un régimen de lluvias abundante y regular ha sido el primer gran impulso para el agro y los sectores dependientes de él. La agricultura, la ganadería y la navegación fluvial –todos pilares de la economía nacional– muestran signos de fuerte recuperación, apoyados además por precios internacionales favorables, especialmente para la carne, y en menor medida para la soja.
Sectores en reactivación
La reactivación de los agronegocios es palpable en las zonas productivas del país, donde el optimismo reemplaza a la cautela de años anteriores. Pero no es el único motor. La coyuntura regional también ha jugado a favor. En particular, la normalización económica de Argentina, producto de las reformas liberales y de estabilización implementadas por el presidente Javier Milei, ha traído un vuelco en la dinámica comercial fronteriza. Las ciudades del sur paraguayo, así como Asunción, están viendo una verdadera “invasión” de turistas argentinos que cruzan la frontera para aprovechar precios más competitivos. Este fenómeno está revitalizando el comercio minorista y aportando divisas frescas a la economía local.
Otro sector que destaca con fuerza es la construcción, que ha registrado un crecimiento del 12% al cierre del primer semestre. La inversión pública en infraestructura y el repunte de la obra privada están detrás de este dinamismo. En paralelo, el sector servicios también se beneficia del impulso gubernamental a la industria del turismo de eventos, lo que ha consolidado a Asunción como un destino atractivo para congresos, ferias y reuniones de negocios. Este empuje del sector terciario no solo dinamiza la economía urbana, sino que también genera empleo y oportunidades para pequeñas y medianas empresas.
Todo este panorama positivo se refleja en la revisión al alza de las proyecciones del Banco Central del Paraguay, que ha ajustado su estimación de crecimiento económico al 4,4% para este año. Esta cifra no solo es superior a las expectativas iniciales, sino que posiciona a Paraguay como una de las economías con mayor crecimiento de Sudamérica en 2025.
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No todo es color de rosa
Uno de los puntos débiles sigue siendo la inversión extranjera directa, que sufrió una caída en 2024. Aunque las condiciones macroeconómicas y la estabilidad fiscal son atractivas, persisten dudas estructurales, especialmente en lo que respecta al fortalecimiento institucional. Las agencias calificadoras, si bien mantienen al país con grado de inversión, insisten en la necesidad de avanzar en la reforma del sistema judicial y en la mejora del clima de negocios.
En síntesis, Paraguay vive un momento económico muy favorable, quizás irrepetible, pero que solo podrá sostenerse si se acompaña de reformas profundas. Este 2025 puede marcar un punto de inflexión para consolidar un modelo de desarrollo más inclusivo, competitivo y sostenible. Depende de nosotros.