El Índice Mundial de Competitividad 2025, en su edición 37, evalúa la capacidad de 69 economías para generar prosperidad a largo plazo. El informe destaca que la competitividad actualmente va más allá de la estabilidad macroeconómica y la eficiencia empresarial, tomando en cuenta el contexto en que compiten las naciones a nivel global.
Según el profesor Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial (IMD, por sus siglas en inglés), el mundo vive fragmentado y se desarrolla en un contexto de una guerra comercial, en el que las economías privilegian la protección de sus propios activos e inversiones, por lo que resulta crucial el trabajo conjunto entre el sector privado y el público.
Hoy la competitividad mundial está en plena evolución. En un panorama caracterizado por la turbulencia y la fragmentación, los factores tradicionales de una estabilidad macroeconómica, entornos empresariales favorables e infraestructuras de calidad que hacen robusta a una economía -y son muy necesarios para el desarrollo y crecimiento de un país- ya no son factores suficientes para destacar en el contexto actual en el que compiten los países.
Tres factores clave para ser competitivos
El estudio de la Escuela de Negocios del IMD, publicado en junio 2025, promueve tres factores determinantes que los países deben incorporar en sus economías: preparación digital, gestión de la transición ecológica y enfoques resilientes para prosperar en la carrera mundial por liderar la competitividad.
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El índice, que analiza a 69 de las economías a nivel global, se enfoca en el estudio de cuatro pilares principales como la eficiencia de gobierno, eficiencia empresarial, infraestructura y desempeño económico, divididos cado uno de ellos en veinte indicadores adicionales.
Nuevo escenario: protección y volatilidad
La economía global de 2025 se presenta con un marcado carácter proteccionista, lo que exige una revisión completa de la estrategia corporativa, incluyendo inversiones significativas en la planificación de escenarios geopolíticos.
La volatilidad de las divisas también se ha convertido en un arma de doble filo; mientras que algunas monedas se desvían excesivamente de los fundamentos económicos, creando distorsiones en el comercio internacional, otras se debilitan para favorecer las exportaciones.
La gestión del riesgo cambiario es ahora una prioridad estratégica, lo que impulsa a varios países a diversificar sus reservas y buscar una mayor estabilidad monetaria.
Pilares: digitalización, big data e innovación
La era pospandemia aceleró la digitalización en todos los sectores económicos, creando una brecha competitiva entre líderes y los rezagados digitales. En este sentido, el informe destaca una fuerte evaluación entre la preparación digital y el rendimiento competitivo general.
Las economías más competitivas han sabido aprovechar la inteligencia artificial, la automatización y el big data para impulsar la productividad. La construcción de infraestructuras digitales sólidas, incluyendo conectividad de alta velocidad, capacidades de computación en la nube y ciberseguridad avanzada, es fundamental.
Además, los ecosistemas de innovación, que conectan universidades, instituciones de investigación, capital de riesgo y empresas establecidas, son cada vez más importantes como motores de competitividad. Aquellas economías que han desarrollado estas redes han generado retornos económicos desproporcionados.
Gobernanza eficiente como activo
La polarización social, moldeada por divisiones afectivas, disparidades económicas y diferencias generacionales, representa un riesgo y una limitación para la competitividad a largo plazo.
Reducir esta polarización es un imperativo moral y una necesidad económica, ya que fomenta un entorno más atractivo para la inversión y el crecimiento inclusivo.
La eficiencia gubernamental ha surgido como un factor decisivo para gestionar la polarización y asegurar la competitividad a largo plazo. Existe una fuerte correlación entre el Estado de derecho, la desigualdad, la cohesión social y la estabilidad política, lo que deja claro que la calidad institucional es un activo estratégico.
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Desempeño global
En la reciente medición del top 5, el ranking mundial lo integraron Suiza, Singapur, Hong Kong SAR (Región Administrativa Especial), Dinamarca y Emiratos Árabes Unidos. En el otro extremo, Venezuela se ubicó en la última posición y Argentina en la penúltima.
Estos países comparten características que los han llevado a ser los líderes en la carrera global por la competitividad, y lo han logrado gracias a su capacidad de mantener instituciones sólidas y modelos de gobernanza que se adaptan fácilmente a las presiones globales cambiantes.
Suiza, por ejemplo, destaca en eficiencia gubernamental e infraestructura. Por su parte la fortaleza por el rendimiento económico y la eficiencia empresarial han permitido a Singapur y Hong Kong mantenerse en puestos de liderazgo.
Dinamarca, en cambio, se destaca por la excelencia en infraestructura robusta y la cohesión social, una combinación de estabilidad y reforma, equilibrando fortalezas institucionales de larga data con respuestas específicas a las presiones globales en evolución.
Mientras, se observa que los avances significativos en innovación, flujos de inversión y dinamismo empresarial han permitido a los Emiratos Árabes colocarse en el quinto lugar de la tabla.
Otras economías que se han consolidado son Taiwán (sexto), que subió del octavo lugar por su desempeño económico y escaló 16 posiciones, Irlanda (séptimo), que a pesar de algunas caídas en el sentimiento empresarial debido al proteccionismo y la disponibilidad de inversiones extranjeras, los ejecutivos mantienen el optimismo en áreas como los impuestos personales y el costo del capital.
Con relación a Suecia (octavo), su mayor fortaleza sigue siendo la infraestructura, mostrando sus compromisos científicos, educativos y ambientales, al tiempo que en la subcategoría de salud y medioambiente mejoró hasta convertirse en el mejor del mundo.
Qatar (noveno), por su parte, mejoró en educación, mientras su desempeño general se ve impulsado por la atracción de talento extranjero, y Países Bajos (décimo), que ha sufrido un deterioro en el rendimiento económico, se compensó por un buen desempeño en eficiencia gubernamental, eficacia empresarial e infraestructura.
En cuanto a las tendencias regionales, Asia Oriental y Europa Occidental continúan liderando en rendimiento general y solidez institucional. Sin embargo, regiones como Asia Occidental y África están logrando avances, particularmente en eficiencia empresarial y rendimiento económico. El crecimiento del sector tecnológico en África y la renovada confianza empresarial en las economías emergentes señalan un reequilibrio más amplio de la competitividad global.
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América Latina con mayor competitividad y desafíos
Por su parte, América del Sur, a pesar de los persistentes desafíos de competitividad, mostró una mejora en el ranking en 2025. Los países han logrando avances en eficiencia empresarial y rendimiento económico; sin embargo, el informe destaca desafíos persistentes.
Fragmentación política
Una de las principales vulnerabilidades destacadas es la aguda fragmentación política en América Latina, con puntajes superiores al promedio global, lo que dificulta la implementación de políticas coherentes y sostenibles para impulsar la competitividad.
Las diferencias políticas en la región preocupan a nivel mundial (81% frente al 57,6% del promedio global) con cuatro países en el top 10 global. También dominan en la región las preocupaciones sobre educación y atención médica (49,7% versus 25,3% del promedio global).
Institucionalidad
La calidad institucional es un activo estratégico, por lo que los países que descuidan la reforma institucional corren el riesgo de profundizar las divisiones sociales y perder sus niveles de competitividad
Si bien algunas economías latinoamericanas muestran avances, la región en su conjunto se mantiene en la mitad inferior del ranking global. En la región persisten los desafíos estructurales que limitan su capacidad para generar prosperidad a largo plazo.
Asimismo, el informe sugiere que la falta de reformas estructurales, la inseguridad y la lentitud en la modernización industrial lastran el desempeño de muchos países en la región.
Desigualdades sociales
Las desigualdades sociales siguen siendo una preocupación global, y en las economías emergentes, incluida América Latina, se señala una deficiencia en las oportunidades económicas, a menudo vinculada a infraestructuras inadecuadas, instituciones débiles y capital humano limitado.
Liderazgo regional
Dentro de América Latina, Chile encabezó la carrera por la competitividad en el puesto 42, seguido por Puerto Rico (45), Brasil (48), Colombia (54), México (55), Perú (60) y Argentina (62). Uruguay y Costa Rica también emergen como economías estables y atractivas.
Como países rezagados aparecen Argentina (62) y Venezuela en el último lugar, que continúan enfrentando desafíos significativos. Por su parte, Paraguay es una economía que no ha sido estudiada en ninguna edición por el IMD.
A pesar de los desafíos, algunos países muestran mejoras puntuales. Argentina, por ejemplo, ha mejorado en eficiencia empresarial y finanzas públicas, aunque con debilidades en precios e inflación. Chile, a pesar de su liderazgo regional, necesita reformas en su sistema político para reducir la fragmentación y mejorar la gobernanza, así como invertir en infraestructura, educación y tecnología.
En este contexto, el estudio reitera que la eficiencia gubernamental es un diferenciador crucial para mitigar la polarización socioeconómica y sentar las bases de una competitividad sostenida.
Para Latinoamérica esto implica abordar la incertidumbre legal, mejorar la seguridad pública e impulsar la productividad a través de nuevas tecnologías y la inteligencia artificial.
La competitividad en América Latina requiere un esfuerzo concertado para fortalecer las instituciones, reducir la segmentación política, abordar las desigualdades y fomentar un entorno para la inversión y el desarrollo digital y sostenible.
Competitividad y gobernanza, pacto crucial
El informe concluye que la competitividad sostenida depende cada vez más de la agilidad de la gobernanza y la capacidad de alinear las fortalezas tradicionales con las demandas emergentes. De igual manera, la inversión estratégica, la innovación y la formulación de políticas inclusivas son cruciales en la volátil economía global actual.
Finalmente, cabe destacar que el estudio se basa en una combinación de datos estadísticos (70%) y una encuesta de opinión a ejecutivos (30%). Paraguay no es parte del estudio, una de la razones posibles es que no se cuente con la totalidad o la calidad de los datos requeridos en todas las variables analizadas, o por falta de una red de socios estratégicos confiables que facilite la recolección de la encuesta de opinión y datos para incluir en el estudio global.