Uno de mis primeros trabajos en Argentina fue asesorando empresas en calidad y management japonés. Mi mentor, el ingeniero Enrique Yacuzzi —que en paz descanse— me enseñó que el cimiento fundamental de la calidad son el orden y la limpieza: la metodología de las 5S (*). Por eso, nuestras consultorías empezaban con un intenso programa de limpieza en los lugares de trabajo.
En algunas empresas nos fue bien; en otras, bastante mal. Me frustraba no lograr que adoptaran estas prácticas de manera sostenida. Como consuelo, solían decirnos: “Las 5S solo las pueden aplicar los japoneses, nuestra cultura es distinta”.
Años después, tuve la oportunidad de participar en un posgrado en Japón sobre 5S y Kaizen, gracias a una beca de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA). Quería entender más profundamente esas diferencias culturales. Visitamos fábricas impecables donde se fabricaban autos sobre pisos que literalmente brillaban. Todo parecía confirmar la idea de que la cultura japonesa facilita la calidad.
Sin embargo, promediando el curso, visitamos una pyme industrial de unos 50 colaboradores. La dueña nos recibió con orgullo: era la empresa que su padre había fundado y que ella había logrado mantener a flote con mucho esfuerzo.
Durante el recorrido, notamos que muchas de las prácticas de orden y limpieza no se respetaban. A pesar de que la dueña insistía en que sí, todos vimos desorden y suciedad que ponían en riesgo la seguridad. La contradicción nos chocó, como cuando un médico te recomienda dejar de fumar mientras enciende un cigarrillo.
Indignados, fuimos a reclamarle al profesor que nos guiaba. Señalamos todo lo que estaba mal. Con serenidad, nos pidió esperar la clase del día siguiente.
Al día siguiente, nos preguntó qué habíamos aprendido. Le dijimos, con desilusión, que esa visita había sido una pérdida de tiempo. “Fábricas así de desordenadas ya las vimos en Latinoamérica”, le dijimos.
Entonces, nos miró y preguntó: “¿Cuántos de ustedes creen que no pueden aplicar 5S en sus países porque los empleados no son japoneses?”. Todos levantamos la mano. Y ahí nos dijo algo que nunca olvidé:
“Las 5S no se pueden aplicar ni siquiera en Japón sin el liderazgo adecuado”.
En Paraguay tenemos ejemplos de líderes que transforman organizaciones. Uno muy claro, en términos de orden y limpieza, es el de la ciudad de Atyrá. El intendente Feliciano Martínez comenzó él mismo barriendo las calles. Con el tiempo, convenció a los ciudadanos de sumarse. Eso fue hace más de 30 años. Hoy, la limpieza sigue siendo un orgullo de la ciudad.
Te invito a reflexionar: ¿Qué cultura estás generando en tu empresa con tu estilo de liderazgo? ¿Cuál es el estilo de los líderes de tu empresa? ¿Qué deberías cambiar para transformar tu organización?
(*) Las 5S son cinco palabras japonesas: Seiri (Clasificar), Seiton (Ordenar), Seiso (Limpiar), Seiketsu (Estandarizar) y Shitsuke (Disciplina).
*BPC de Vistage Paraguay y director de Kenmei Coaching.