En un país donde el crecimiento de la construcción, la logística y la infraestructura marcan el pulso de la economía, la industria del acero comienza a afianzarse como un actor clave del desarrollo. Aún joven como gremio, pero con empresas que llevan décadas forjando estructuras para el mercado, la Cámara Paraguaya del Acero (Capac) representa hoy una voz articulada y con visión compartida.
Con apenas cuatro años de vida institucional, la Capac agrupa a las principales industrias fabricantes de los derivados del acero a nivel país, responsables de gran parte de un volumen conjunto que alcanzó alrededor de 400.000 toneladas importadas de materias primas, como bobinas y productos terminados en 2024. Ese número récord refleja no solo una mayor demanda, sino también el proceso de ordenamiento, formalización y fortalecimiento interno que vive el sector.
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Detrás del acero que sostiene depósitos, barcazas, puentes y edificaciones, hay una industria que busca reglas claras, diálogo público-privado y condiciones para competir en igualdad. En ese contexto, la Capac surge como un espacio de consenso técnico, gremial y estratégico, con metas comunes como proteger lo nacional, elevar los estándares y ganar protagonismo regional con productos hechos en Paraguay.

Capac: un gremio joven con base sólida
En detalle, la Capac reúne hoy a siete empresas con operaciones industriales activas y una fuerte presencia en el mercado local. Aunque con perfiles diversos, todas comparten una característica clave: transforman el acero en productos esenciales para la economía paraguaya. Desde chapas y perfiles hasta caños estructurales, su aporte es transversal a los sectores que hoy impulsan el crecimiento del país.
La actual comisión directiva de la Capac está presidida por Rodrigo Schussmuller (Hierro Matt), acompañado por Norman Dumot Ferrari (L’Acerie) en la vicepresidencia, y Adrián Bendahau (Perfilados Paraguay) como tesorero.
Entre los principales productos fabricados por las empresas socias se destacan los caños de acero con costura, las chapas acanaladas y trapezoidales, las chapas termoacústicas con núcleo aislante, y las chapas laminadas en frío y caliente utilizadas en estructuras mayores, como barcazas y remolcadores. También producen perfiles conformados tipo U y C, insumos claves para depósitos, tinglados, plantas industriales y construcciones urbanas de gran escala.
Esta base productiva representa un eslabón clave en la cadena industrial nacional, no solo por su volumen, sino por la incorporación creciente de tecnología, certificaciones técnicas y especialización operativa. Aunque cada empresa tiene su sello, como gremio se alinean en una visión compartida: abastecer al país con productos de calidad, adaptarse a nuevas demandas y competir con solidez frente al acero importado.
Formalización y reglas claras, un reclamo común
Uno de los principales ejes que hoy une a los industriales del acero en Paraguay es la necesidad urgente de reglas claras. Si bien cada empresa socia de la Capac opera bajo modelos y escalas distintas, todas coinciden en que la ausencia de normativas técnicas compartidas genera desorden, competencia desigual y perjuicios para quienes apuestan por la calidad y la inversión local.
“La falta de reglas claras y comunes muchas veces deriva en una competencia desleal o en prácticas que perjudican la sostenibilidad del sector”, afirma Rodrigo Schussmuller, actual presidente del gremio. Por eso, desde su conducción, la Cámara se enfocó en impulsar la creación de normas paraguayas para productos como caños estructurales, chapas laminadas y perfiles conformados, estableciendo parámetros técnicos consensuados para toda la industria.
El proceso de normalización técnica —avalado por el Instituto Nacional de Tecnología, Normalización y Metrología (INTN) y articulado con instituciones del Estado— busca elevar el estándar de calidad y generar confianza tanto en el mercado interno como externo. Para Schussmuller, formalizar el sector “no es solo una cuestión técnica, sino una forma de construir un marco justo para todos y pensar la industria como motor de desarrollo nacional”.

Una relación que busca madurez: gremio y Estado
Uno de los frentes que la Capac considera prioritario es la articulación con las instituciones del Estado. Si bien el gremio ha logrado un reconocimiento progresivo dentro del ecosistema industrial —como su reciente incorporación a la Unión Industrial Paraguaya (UIP)—, los representantes del sector consideran que aún hay un largo camino por recorrer para establecer políticas públicas que protejan efectivamente a la industria nacional.
Schussmuller lo resume así: “No hay una política de respaldo o un filtro para el ingreso de estos mismos productos que se fabrican en Paraguay, que vienen de Brasil, de Argentina, de China, y que ingresan libremente y compiten en el mercado de igual a igual”.
Desde la Capac insisten en la necesidad de una normativa más exigente respecto a la importación de productos que ya se fabrican localmente, así como en incentivos para la inversión, mejoras logísticas y acceso a financiamiento competitivo. A juicio del gremio, estas condiciones permitirían un entorno más equilibrado, donde la industria formal —que emplea mano de obra, paga impuestos y apuesta por tecnología— no se vea perjudicada frente a competidores que operan con menos exigencias regulatorias.
El acero como base del desarrollo
Cabe reconocer que la expansión de la construcción, la infraestructura logística, las plantas industriales y los parques inmobiliarios en Paraguay tienen una constante silenciosa pero determinante: el acero. Desde las primeras etapas de una obra hasta su etapa estructural final, el material está presente a través de caños, perfiles, techos, vigas y chapas, tanto en proyectos urbanos como rurales.
“El componente principal y base de todas las obras de gran magnitud que están ocurriendo en Paraguay es el acero”, sostiene Schussmuller. La afirmación no es retórica: la industria metalúrgica nacional participa en la fabricación de barcazas, remolcadores, naves industriales, galpones, depósitos logísticos y obras civiles. Buena parte de esa demanda se cubre con producción local, generando un círculo virtuoso entre la inversión en obras y el fortalecimiento del sector.
El auge de la inversión extranjera —en el rubro inmobiliario, forestal, logístico e incluso energético— incrementa la presión sobre la cadena del acero, que busca responder con capacidad, calidad y profesionalización. Desde la Capac, aseguran que la industria está preparada para acompañar este proceso y posicionarse como soporte estructural de un país que quiere crecer con bases firmes.

Innovación, tecnología y valor agregado
Por otra parte, la industria metalúrgica nacional no solo crece en volumen: también diversifica sus productos, incorpora procesos más complejos y apuesta a soluciones con mayor valor agregado. Un ejemplo concreto es el desarrollo de las chapas termoacústicas, que requieren de tecnología especializada, insumos compuestos y control de calidad en múltiples etapas.
“Lleva un proceso de fabricación más complejo: la chapa superior, la chapa inferior, y en el medio un núcleo de poliuretano, isopor, o una nueva tecnología llamada PIR, que significa Poli-isocianurato”, explica Schussmuller. Este tipo de chapa permite mejorar el aislamiento térmico y acústico de grandes superficies, reduciendo el consumo energético y elevando el confort en naves industriales, galpones o plantas logísticas.
A nivel gremial, la apuesta por la innovación se refleja en la normalización técnica que promueve la Cámara: estándares de fabricación, espesores mínimos, materia prima autorizada y procesos de validación ante el INTN. De este modo, se busca que la industria paraguaya no solo abastezca al mercado local, sino que lo haga con productos técnicamente competitivos y fabricados bajo criterios internacionales.
Empresas unidas por un objetivo común
Aunque la Capac es un gremio joven, está compuesta por empresas con décadas de experiencia industrial, muchas de ellas con origen familiar y evolución hacia modelos cada vez más tecnificados. A pesar de sus diferencias operativas, todas comparten una meta común que es la de ordenar el mercado y elevar el estándar del acero paraguayo.
Las siete firmas que integran la Cámara concentran buena parte del volumen procesado a nivel nacional, abasteciendo a sectores clave como la construcción, el agro, la logística, la industria forestal, el transporte fluvial, entre otros sectores fundamentales. Estas son: La Asuncena Wadra SA, MV Aceros SA, Hierro Matt SACI, Perfilados Paraguay SACI, Industria Metalúrgica Schussmuller SA, Hierro Plus - Elin Aceros y Aleaciones SA, y L’Acerie SA.
La estructura operativa de estas firmas abarca desde la importación de materias primas hasta la fabricación local de productos terminados, como chapas laminadas, caños estructurales, perfiles, mallas y componentes especializados.
Schussmuller resume esta visión compartida: “Entendemos que solo trabajando juntos podremos elevar el nivel de la industria nacional y ofrecer productos de calidad que generen confianza tanto en el mercado interno como en el exterior”.
El valor agregado de la Capac no solo está en su capacidad productiva, sino en la alineación estratégica de sus miembros, es decir, empresas que, lejos de competir entre sí, decidieron construir consensos para potenciar un sector clave del aparato productivo paraguayo.

Hecho en Paraguay: el acero cruza fronteras
Aunque el foco principal de las empresas nucleadas en la Capac está en abastecer el mercado nacional, la proyección regional es parte del horizonte estratégico del gremio. En los últimos años, algunas firmas comenzaron a colocar productos en países del Mercosur, especialmente en rubros como caños estructurales, perfiles conformados y componentes para estructuras metálicas.
La posibilidad de exportar desde Paraguay se apoya en tres factores: una capacidad instalada creciente, procesos técnicos cada vez más exigentes y una ubicación geográfica estratégica. No obstante, desde la Cámara reconocen que aún persisten desafíos logísticos, regulatorios y de escala que deben ser trabajados con visión de largo plazo.
“El objetivo no es solo crecer hacia adentro, sino también posicionar el acero paraguayo en la región con estándares que nos diferencien”, señala el representante del gremio. Para ello, avanzar en certificaciones técnicas, normas compartidas y articulación con organismos regionales será clave en los próximos años.
En resumidas cuentas, el modelo exportador no reemplaza al abastecimiento interno, pero abre puertas para una industria más competitiva y visible, capaz de insertarse en cadenas de valor más allá de las fronteras.
Las 3 claves del acero organizado
- Formalización con normas
El principal eje que impulsa la Capac es la creación de estándares compartidos que ordenen el mercado y garanticen calidad. La elaboración de normas paraguayas para caños, chapas y perfiles apunta a una competencia con nivel técnico.
- Articulación público-privada
El gremio busca establecer un vínculo más maduro con el Estado para proteger la industria nacional frente a importaciones desleales, fomentar políticas industriales activas e incorporar incentivos que potencien la producción y la inversión local.
- Industria con visión de país
El acero está presente en obras, barcazas, plantas y galpones que estructuran el desarrollo nacional. Las empresas que integran la Capac no solo fabrican insumos: buscan posicionar al sector como parte esencial del crecimiento económico del Paraguay.