La energía nuclear, a menudo envuelta en conversaciones y percepciones complejas, emerge como una fuente de energía crucial en la búsqueda global de una matriz energética descarbonizada y segura.
Su principal atractivo reside en la capacidad de generar grandes cantidades de electricidad de manera continua, sin emisiones de gases de efecto invernadero durante su operación. Esto la convierte en un actor fundamental para combatir el cambio climático, especialmente en un contexto donde la intermitencia de las energías renovables, aunque vital, requiere un respaldo estable.
El funcionamiento de una central nuclear se basa en la fisión de átomos de uranio en reactores controlados, liberando una enorme cantidad de energía en forma de calor. Este calor se utiliza para producir vapor, que a su vez mueve una turbina conectada a un generador para producir electricidad.
A pesar de los desafíos asociados con la gestión de residuos radiactivos y la seguridad, los avances tecnológicos y las estrictas regulaciones internacionales han hecho que la energía nuclear sea una de las formas más seguras de generación eléctrica por unidad de energía producida.
Líderes mundiales en desarrollo nuclear
A nivel global, la expansión y el desarrollo de la energía nuclear están liderados por un grupo de naciones que han invertido significativamente en esta tecnología.
Estados Unidos posee la mayor flota de reactores nucleares operativos del mundo, aunque su proporción en la matriz energética ha disminuido ligeramente en los últimos años. Sigue siendo un líder en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías de reactores.
Francia es el país con la mayor proporción de energía nuclear en su matriz eléctrica, aproximadamente el 70%. Ha demostrado la capacidad de construir y operar una gran flota de reactores estandarizados, lo que ha contribuido a su independencia energética y a la baja huella de carbono de su electricidad.
China ha experimentado un gran crecimiento en energía nuclear con ambiciosos planos de construcción. China está agregando nuevas plantas a un ritmo sin precedentes, buscando satisfacer su creciente demanda energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Con una inversión de US$ 27.000 millones pondrá en funcionamiento 10 nuevos reactores energéticos, en total tiene 30 reactores, casi la mitad del total global, y se espera que a finales de 2025 alcance un total de 65 gigavatios de capacidad y para el 2040 hasta 200 y representa el 10% del total de la energía producida.
Rusia es un exportador clave de tecnología nuclear y combustible, con una flota nuclear considerable y programas de desarrollo de reactores avanzados, incluyendo reactores de flotación.
Corea del Sur posee una industria nuclear madura y altamente eficiente, con diseños de reactores propios y una trayectoria exitosa en la construcción y operación. También es un exportador de tecnología nuclear.
Otros países como Canadá, Reino Unido, Japón, India y Emiratos Árabes Unidos también tienen programas nucleares significativos y están explorando nuevas avenidas en esta tecnología.
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El panorama regional
América Latina ha mantenido una postura más cautelosa respecto a la energía nuclear en comparación con otras regiones, pero varios países han integrado la fisión nuclear en sus matrices energéticas o están explorando activamente su potencial. La región se enfrenta a desafíos como la financiación, la necesidad de personal altamente cualificado y la aceptación pública, pero el interés en diversificar la matriz energética y garantizar el suministro eléctrico está impulsando nuevas consideraciones.
Argentina es el país latinoamericano con mayor experiencia y desarrollo en energía nuclear. Cuenta con centrales nucleares operativas y ha desarrollado una considerable capacidad tecnológica, incluyendo el diseño y construcción de reactores modulares pequeños; sin embargo, los recursos para el financimiento de avanzar con los procesos de investigación se han visto afectados por la crisis financiera.
Brasil, por su parte, posee dos centrales nucleares operativas (Angra 1 y Angra 2) y planes para expandir su capacidad nuclear en el futuro, especialmente en el contexto de su vasta demanda energética. Actualmente el 3% de su energía proviene de los dos reactores.
México, por su parte, cuenta con la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, con dos reactores operativos, que contribuyen al suministro eléctrico con el 5% del total de la energía generada. La empresa Nissan, armadora mexicana, se abastece en un 90% de energía nuclear para operar sus tres plantas, en el marco de su plan de descarbonización de sus operaciones.
Otros países, como Chile y Uruguay, no tienen centrales nucleares operativas. Colombia ha explorado la posibilidad de la energía nuclear, y Bolivia ha mostrado interés en la aplicación de la energía nuclear con fines para la medicina y la investigación.
La energía nuclear sigue siendo una pieza vital en el rompecabezas energético global. A medida que el mundo busca equilibrar la seguridad energética, la asequibilidad y la descarbonización, la energía nuclear, con sus avances en seguridad y eficiencia, y el creciente interés en tecnologías como los SMRs, está destinada a desempeñar un papel cada vez más destacado en la configuración de un futuro energético sostenible. América Latina, con sus países pioneros y su creciente interés, podría convertirse en una región clave en la evolución de esta tecnología esencial.
Plan paraguayo sin hoja de ruta
Paraguay establece un plan que busca diversificar su matriz eléctrica, aunque carece de una hoja de ruta clara y un plan de financiamiento, la iniciativa apunta a fortalecer la seguridad energética del país. El plan contempla nuevas fuentes de energía limpia. Con ello, se proyecta un suministro sostenible para las próximas décadas.
Con miras a un futuro energético más seguro y diversificado, Jorge Andrés Molina Insfrán, ministro secretario Ejecutivo de la Autoridad Reguladora y Nuclear (ARRN), impulsa la creación del primer Plan de Energía Nuclear de Paraguay.

Este ambicioso proyecto, del que participan 11 instituciones nacionales, busca incorporar nuevas fuentes limpias de generación, apuntando a sostener el crecimiento económico del país y evitar un posible déficit de potencia proyectado entre los años 2030 y 2035.
“El crecimiento del PIB está directamente ligado a una mayor demanda eléctrica. Si no diversificamos la matriz energética, podríamos enfrentar serias limitaciones en la oferta en el mediano plazo”, expresó el titular en una entrevista para ABC Negocios.
Actualmente, según Molina Insfrán, la generación eléctrica en Paraguay proviene en su totalidad de fuentes hidroeléctricas, lo que, si bien posiciona al país como un referente en energía limpia, también lo expone a los riesgos de la variabilidad climática. En este contexto, la energía nuclear se perfila como una alternativa firme y confiable, capaz de operar de forma continua 24/7.
Indicó, que además de fortalecer el sistema eléctrico nacional, el plan se alinea con los Objetivos Superiores de la Política Energética 2050, promoviendo una transformación del sector que permita una menor dependencia de una sola fuente.
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Formación de talento y cooperación internacional
Uno de los pilares fundamentales del plan será la capacitación de recursos humanos, expresó el especialista. Siguiendo el modelo aplicado por El Salvador, Paraguay prevé capacitar a cientos de técnicos e ingenieros durante los próximos años.
También comentó sobre los acuerdos con la Universidad de Texas A&M (Estados Unidos), que cuenta con dos reactores de investigación para la formación de profesionales paraguayos en maestrías y doctorados. Asimismo, se están cerrando convenios con la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (Conea) para entrenar a técnicos locales en centros de investigación altamente especializados.
“El desarrollo de talento local es clave. Sin capital humano calificado no se puede avanzar en este tipo de tecnologías”, sostuvo.
“Además, participamos activamente en el programa de cooperación interregional INT2024 del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que incluye 15 módulos de capacitación en diversas áreas clave para el desarrollo de proyectos de esta envergadura. Gracias a esta iniciativa, representantes de instituciones nacionales han recibido formación en países como China, Polonia y Brasil, y próximamente Turquía”.
Propuesta de un reactor sin un plan de financiamiento
El esquema propuesto, que no tiene tiempos ni plan de negocio establecido, busca la instalación de una central nuclear.
El titular detalló que esto implica que el proveedor del reactor se encarga tanto del suministro del combustible como de la gestión de los desechos radiactivos, mientras que el país asume la supervisión ambiental y de seguridad radiológica. Además, el proceso de implementación debe cumplir con las directrices de OIEA, que establece tres fases obligatorias con 19 requerimientos de infraestructura, cada una validada por misiones de expertos internacionales.
Impacto económico y oportunidades de desarrollo
Respecto al Plan de Energía Nuclear, dijo que no solo fortalecerá el sistema eléctrico, sino que también representa un potencial motor de desarrollo económico, alegando que se estima que podría contribuir con un crecimiento del 3% interanual del PIB entre 2030 y 2035, e incluso alcanzar un incremento del 6,8% si se suman actividades como la minería de uranio.
Además, por cada 100 MWe instalados, explicó que se requerirán alrededor de 3.000 trabajadores calificados, de los cuales un 10% permanecerá operando la planta, abriendo nuevas posibilidades para la industria nacional, que también podría participar en la construcción del reactor.
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Desafíos y necesidades
No obstante, aclaró que el camino hacia la energía nuclear también implica retos importantes, entre ellos la falta de infraestructura, la escasez de recursos humanos especializados, la necesidad de financiamiento y la baja conciencia pública sobre esta tecnología.
Por ello, el ministro Molina subrayó la necesidad de contar con un marco legal específico: “Se debe impulsar con urgencia una ley de energía nuclear que garantice seguridad jurídica y se adapte a los estándares internacionales, sin dejar de respetar la Constitución”.
Hacia una matriz diversificada y moderna
Añadió que el Plan de Energía Nuclear se complementa con otras estrategias contempladas en el Plan Maestro de Generación 2040 de la ANDE y la Prospectiva Energética 2050 del Viceministerio de Minas y Energía, ambos documentos que abogan por una diversificación energética progresiva.
En esa línea, resaltó, organismos internacionales como la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) también recomiendan una reforma regulatoria para garantizar un entorno propicio para la inversión energética.
“Contar con una matriz diversificada no es una opción, es una necesidad. No podemos depender de más del 10% de una sola fuente de generación”, concluyó el principal de la ARRN.
Índice de Transición Energética del WEF
Un nuevo informe del Foro Económico Mundial (WEF) revela que, si bien los países han alcanzado calificaciones históricas en el Índice de Transición Energética (IET), el progreso se ha desacelerado. La volatilidad económica, las tensiones geopolíticas y los cambios tecnológicos son los principales factores que frenan el ritmo.
El estudio, realizado en colaboración con Accenture, destaca que 107 de los 120 países analizados han mostrado avances en la última década. Las economías que lideran son Suecia, Dinamarca, Finlandia y Suiza a la cabeza. Francia, por su parte, se suma al top 5 gracias a sus políticas de eficiencia energética, logrando una reducción del 12% en la intensidad energética.

Aunque los 10 primeros países representan solo el 2% de la población mundial y el 1% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, el informe resalta los significativos avances de economías emergentes como China y Brasil.
China se destaca por instalar en un año tanta capacidad solar fotovoltaica como el resto del mundo, mientras que Brasil atrae inversiones gracias a su plan a largo plazo en energía hidroeléctrica y biocombustibles.
Los países con mejor desempeño comparten características clave: seguridad energética diversificada, mayor intensidad energética, creciente porcentaje de energías limpias, precios para las emisiones de carbono y un entorno normativo favorable.