Plataformas digitales y economía urbana: ¿qué está cambiando en Paraguay?

La movilidad a través de plataformas digitales ya forma parte del ecosistema económico urbano en Paraguay. Más allá del transporte, su expansión redefine el acceso al trabajo, plantea desafíos y abre un debate clave sobre derechos y productividad en la era digital. Una transformación que exige reglas claras, mirada de futuro y comprensión profunda del nuevo paradigma.

“El impacto de una plataforma va mucho más allá de la tecnología. Está en quienes encuentran en ella una forma de moverse mejor, o una oportunidad para salir adelante”, señala Berzosa.
“El impacto de una plataforma va mucho más allá de la tecnología. Está en quienes encuentran en ella una forma de moverse mejor, o una oportunidad para salir adelante”, señala Berzosa.

En las ciudades paraguayas, una transformación silenciosa está modificando la economía urbana y la forma en que las personas acceden al trabajo y al transporte. El auge de las plataformas digitales de movilidad plantea preguntas urgentes sobre inclusión laboral, regulación, eficiencia urbana y derechos en el nuevo escenario de la economía digital. En el caso de Bolt, desde 2020 opera en Paraguay como parte de este ecosistema emergente, y su gerente general, Fernando Berzosa, ofrece una mirada amplia sobre lo que está cambiando.

Nuevas formas de inclusión económica y laboral

“Las plataformas digitales se han convertido en una alternativa accesible y confiable tanto para quienes necesitan moverse como para quienes buscan una nueva fuente de ingresos”, afirma. Aunque no existen estadísticas oficiales consolidadas, la actividad cotidiana ya permite inferir que este modelo está moldeando el tejido económico urbano. Miles de viajes se concretan a diario, y con ellos, se dinamizan también las actividades asociadas, desde mantenimiento vehicular, venta de combustibles, hasta soluciones financieras, y una creciente red de servicios conectados.

La promesa de este modelo radica en su inclusividad. “Con solo contar con un vehículo y cumplir con unos requisitos básicos, es posible comenzar a generar ingresos rápidamente, sin trámites complejos ni estructuras rígidas”, sostiene Berzosa. Esto lo convierte en una opción viable para estudiantes universitarios, personas mayores, padres y madres de familia, además de trabajadores por cuenta propia, que encuentran en la flexibilidad horaria una puerta a la autonomía financiera.

Miembros del equipo de Bolt Paraguay.
Miembros del equipo de Bolt Paraguay.

Profesionalización, barreras y desafíos estructurales

Pero también hay espacio para el profesionalismo: “Contamos con socios conductores que llevan años trabajando al volante y que encuentran en Bolt una forma estable de ofrecer sus servicios”, afirma. Este doble perfil refuerza la idea de una plataforma que va más allá de lo ocasional y que puede integrarse como opción sostenida de trabajo.

Sin embargo, los beneficios también se ven condicionados por barreras estructurales. Una de las principales es el bajo nivel de bancarización. La escasa adopción de medios de pago digitales, según Berzosa, reduce el potencial del modelo y limita beneficios como mayor seguridad financiera y acceso a servicios bancarios. A esto se suma la inseguridad cotidiana, que afecta tanto a pasajeros como a conductores. En este punto, la compañía afirma estar trabajando con el Ministerio del Interior y la Policía Nacional, sumando tecnología y protocolos de prevención.

Necesidad de una regulación moderna y proporcional

Otro tema clave es la falta de un marco normativo moderno. Hoy en Paraguay existen regulaciones fragmentadas o pensadas para modelos tradicionales. Berzosa considera que el país está en condiciones de liderar una regulación eficiente en la región si se encara con visión de futuro. “Queremos trabajar de la mano con las autoridades y líderes políticos en este proceso, y acompañar a Paraguay en la construcción de un marco que refleje valores de libertad, apertura y crecimiento”, sostiene.

Desde la perspectiva fiscal, la discusión también exige matices. “Las plataformas como Bolt no son empleadores ni prestadores del servicio, sino intermediarios tecnológicos”, explica. Por lo tanto, cualquier esquema de tributación debe contemplar la diversidad de los perfiles de conductores. Muchos utilizan la aplicación como fuente secundaria de ingresos, por lo que una estructura fiscal inflexible podría desincentivar su participación.

Eficiencia urbana y planificación tecnológica

La organización de las ciudades también está en juego. El modelo de plataformas permite optimizar el uso de los vehículos, minimizando los tiempos en espera y atendiendo la demanda en horarios pico gracias a algoritmos de predicción. Al mismo tiempo, la elección de vehículos pequeños y productos como Bolt Moto permiten un uso más racional del espacio urbano.

Un pasajero que utiliza Bolt puede ahorrar entre 25 y 45 minutos diarios”, afirma Berzosa. Esto representa no solo un beneficio individual sino un impacto económico: el ahorro mensual estimado por persona, según la compañía, oscila entre G. 100.000 y G. 500.000. Minutos que, acumulados, pueden destinarse a estudio, trabajo, descanso o consumo.

Este tipo de datos es utilizado por la plataforma para analizar la productividad urbana. Los patrones de uso, zonas de alta demanda y comportamiento de los usuarios se traducen en ajustes operativos que buscan mejorar la experiencia general y responder mejor a la demanda. En el fondo, es una forma de planificación tecnológica que incide directamente en la calidad de vida urbana.

Riesgos, soberanía digital y futuro del empleo

Pero, ¿qué riesgos existen en un modelo crecientemente intermediado por tecnología? Berzosa reconoce que hay desafíos. La concentración de poder, la dependencia tecnológica o la soberanía de datos son aspectos que requieren atención. “La clave está en definir reglas claras que aseguren transparencia, eviten concentraciones indebidas y protejan los datos personales”, apunta.

La discusión de fondo, sin embargo, es sobre el futuro del trabajo. “Veo que el empleo en Paraguay está transitando un cambio profundo, donde los modelos tradicionales ya no responden del todo a las nuevas realidades sociales, económicas y tecnológicas”, afirma. El futuro será híbrido, con una combinación de empleos estructurados y esquemas autónomos que exijan un equilibrio entre derechos y libertad de elección.

Para Berzosa, la tecnología no es un fin, sino un medio para impactar en la vida diaria. “El impacto de una plataforma va mucho más allá de la tecnología. Está en quienes encuentran en ella una forma de moverse mejor, o una oportunidad para salir adelante”, concluye.

En definitiva, lo que está cambiando en Paraguay no es solo la forma de moverse, sino las bases mismas de cómo se produce, se trabaja y se participa de la economía urbana. El desafío ahora es regular, equilibrar y potenciar ese cambio para que beneficie a toda la sociedad.

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