Explorando el potencial de un acuerdo comercial

El debate sobre un posible tratado comercial con China a través del Mercosur pone sobre la mesa una relación comercial asimétrica, pero llena de oportunidades. Paraguay importa masivamente desde el gigante asiático, pero exporta muy poco. ¿Podría un acuerdo equilibrar la balanza y abrir la puerta a un vínculo más estratégico?

El potencial de un TLC con China no debe analizarse solo en función de la balanza comercial actual. También implica la posibilidad de integrarse más activamente a las cadenas globales de valor, más allá de la discusión política.
El potencial de un TLC con China no debe analizarse solo en función de la balanza comercial actual. También implica la posibilidad de integrarse más activamente a las cadenas globales de valor, más allá de la discusión política.

La posibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Paraguay y China, planteada recientemente por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), reabre el debate sobre el posicionamiento estratégico del país en el contexto del Mercosur y su proyección internacional. Detrás de los aspectos diplomáticos y las sensibilidades geopolíticas, hay una dimensión clave que cobra relevancia y es el potencial económico de una mayor integración comercial con la segunda economía más grande del mundo.

China como proveedor dominante

En 2024, China se consolidó como el principal origen de las importaciones paraguayas, representando el 32,5% del total, con un volumen de US$ 5.183 millones, de acuerdo con datos de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) y el Banco Central del Paraguay (BCP). Este vínculo se manifiesta principalmente en la compra de maquinaria, electrónica, vehículos, textiles y productos intermedios, muchos de ellos clave para la industria local y el comercio interno.

En contraste, las exportaciones paraguayas hacia China fueron muy limitadas en el mismo período. En 2023, el Observatorio de Complejidad Económica (OEC) estimó que las ventas a ese mercado no superaron los US$ 25 millones. Esta asimetría en la balanza comercial refleja una relación profundamente desequilibrada, pero también abre una ventana de oportunidad, ya que existe amplio margen para diversificar y expandir la canasta exportadora paraguaya hacia ese destino.

El hecho de que China represente más de un tercio de todas las importaciones paraguayas, mientras apenas absorbe una fracción mínima de nuestras exportaciones, marca una dependencia que podría convertirse en riesgo si no se equilibra con una estrategia de penetración comercial más agresiva, según señalan expertos y agentes económicos. No se trata solo de exportar más, sino de generar condiciones para exportar con mayor valor agregado.

Exportar más y mejor: el desafío pendiente

Paraguay cuenta con ventajas comparativas claras en rubros que China demanda sostenidamente: soja, carne bovina, alimentos procesados, energía limpia y maderas nobles. Productos como el palo santo, la stevia o el alcohol carburante también han comenzado a abrirse paso en nichos específicos del mercado asiático.

Un eventual acuerdo de libre comercio a través del Mercosur podría eliminar barreras arancelarias y simplificar los procesos logísticos y sanitarios, facilitando el ingreso directo de productos paraguayos a China sin necesidad de triangulaciones a través de terceros países, como ocurre actualmente. Esto significaría mayor competitividad, mejor precio final y un posicionamiento más firme en la región Asia-Pacífico.

Además, el TLC podría servir como plataforma para que Paraguay inserte nuevas cadenas de valor relacionadas con la biotecnología agrícola, ingredientes naturales, servicios técnicos del agro y soluciones sostenibles. Estas industrias emergentes tienen posibilidades reales de captar interés en los sectores industriales y farmacéuticos chinos, si se cuenta con un marco normativo claro y estabilidad jurídica.

Mercosur, diplomacia y condicionalidades

El escenario no está libre de tensiones. Como es sabido, Paraguay es el único país sudamericano que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, lo que impide formalizar un vínculo comercial directo con la República Popular China. No obstante, el gobierno de Santiago Peña ha manifestado que está dispuesto a negociar un acuerdo comercial vía Mercosur, siempre que no se exija el rompimiento con Taiwán como condición previa.

“Estamos dispuestos a explorar nuevas oportunidades comerciales, pero sin comprometer nuestras relaciones históricas”, señaló recientemente el presidente Peña en una conferencia conjunta con autoridades del bloque regional. Una postura similar fue expresada por el ministro Carlos Fernández Valdovinos, quien indicó que Paraguay está preparado para avanzar hacia un entendimiento con China, pero sin condicionalidades políticas.

Esta posición es compartida también por sectores productivos que ven en China una fuente de expansión comercial, pero advierten sobre la necesidad de evitar presiones diplomáticas que condicionen decisiones soberanas. En ese marco, el Mercosur aparece como una herramienta clave para avanzar en las negociaciones con respaldo regional y sin comprometer la autonomía nacional.

Proyección estratégica en juego

El potencial de un TLC con China no debe analizarse solo en función de la balanza comercial actual. También implica la posibilidad de integrarse más activamente a las cadenas globales de valor, atraer inversión extranjera directa, fomentar la industrialización y ampliar la base exportadora nacional, más allá de la discusión política.

Cabe mencionar que China ya mantiene acuerdos de libre comercio con países como Chile, Perú o Costa Rica, y ha incrementado exponencialmente su participación en América Latina mediante inversiones en infraestructura, energía y tecnología. Para Paraguay, establecer un canal formal con este gigante económico podría traducirse en nuevos flujos de capital, transferencia de conocimiento y apertura de mercados, siempre que se negocien condiciones equitativas y sostenibles.

La apertura de un canal comercial no solo beneficiaría a los grandes exportadores. También podría generar oportunidades para las pequeñas y medianas empresas paraguayas con productos de valor diferenciado, especialmente en sectores como alimentos orgánicos, hierbas medicinales, insumos forestales o artesanías con sello de origen. Todo dependerá de cómo se diseñen las cláusulas del acuerdo y del acompañamiento institucional que se dé al sector privado.

Aunque los obstáculos políticos son reales, también lo es la necesidad de pensar en grande. Con una diplomacia económica activa, un trabajo coordinado en el seno del Mercosur y una estrategia clara de inserción internacional, Paraguay podría comenzar a cerrar la brecha comercial y sentar las bases de una relación de mutuo beneficio con una de las potencias que definirán el siglo XXI.

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