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La economía mundial se ha caracterizado en los últimos años por un alto grado de integración económica, con cadenas de suministro y flujos financieros interconectados globalmente, en la que el near y friendshoring fortalecieron estrategias de producción global, promoviendo la economía de varias naciones.
Por su parte, la propuesta de aranceles recíprocos, liderada por la economía más grande del planeta, marca una nueva hoja de ruta global que podría profundizar la desglobalización y tener efectos en otras áreas, mientras Estados Unidos prioriza su autonomía estratégica.
Según el FMI, la guerra arancelaria “ha generado una incertidumbre epistémica y una imprevisibilidad en torno a las políticas que son los principales factores detrás de las perspectivas económicas, y si se mantiene este brusco aumento de los aranceles y la incertidumbre consiguiente, ralentizarán significativamente el crecimiento mundial”.
Por su parte, la encuesta de Bloomberg, del 23 de abril, anuncia que la economía norteamericana tendrá una contracción de 0,6%, pasando del 2% previsto en marzo de 2025, a un 1,4% en abril.
El 50% de los encuestados prevé para Estados Unidos un 45% de posibilidades de una recesión durante los próximos 12 meses, un aumento de las importaciones en un 19,2% en el primer trimestre y una caída de las exportaciones hasta el 2026.
Sobre la inflación, los economistas consultados prevén alcance un máximo del 3,2% a finales de 2025, frente al 2,7% estimado en marzo. En relación con el mercado laboral consideran una estabilidad a corto plazo, la tasa de desempleo subirá hasta el 4,6% a finales de 2025, por encima del 4,3% previsto en marzo.

Del 2018 al “Día de la Liberación”
Si en 2018 el proteccionismo fue una reacción defensiva, en 2025 es una herramienta de presión estratégica geoeconómica. Donald Trump, con un plan más agresivo, propone aranceles globales del 10% hasta el 145% a China y el 25% de aranceles y restricciones a productos específicos, argumentando seguridad nacional y empleo.
Trump fue claro hacia dónde va durante su discurso en el acto del Día de la Liberación: “Durante años, los laboriosos ciudadanos estadounidenses fueron forzados a quedar marginados mientras otras naciones se volvían ricas y poderosas, mucho a costa nuestra. Con las acciones de hoy, finalmente vamos a poder hacer Estados Unidos grande otra vez, más grande que nunca antes”.
La guerra comercial durante la primera administración (2018-2020) marcó un giro proteccionista en su política económica, con aranceles de hasta 25% sobre importaciones chinas, además de medidas contra la UE y el T-MEC, con el objetivo de reducir el déficit comercial y frenar el dumping tecnológico chino. Los resultados fueron una cierta repatriación de manufacturas, pero también generó inflación sectorial, represalias y distorsiones en cadenas globales de suministro.
En 2025, Trump planteó una segunda fase más agresiva, sin embargo, los contextos son diferentes por los cambios en la geoeconomía, tomando en cuenta que las cadenas de valor se reconfiguraron hacia el near y friendshoring, un enfoque en tecnología crítica de semiconductores, IA y energías limpias, y el riesgo inflacionario.
La nueva estrategia podría profundizar la desglobalización, y mientras Estados Unidos prioriza su autonomía estratégica, el costo para consumidores y países aliados podría ser crítico.
Proyecciones del Banco Mundial y FMI
Mientras la guerra de aranceles continúa, el Banco Mundial y FMI ajustaron a la baja sus proyecciones de crecimiento global para 2025 con informes a partir del 2 de abril.
El Banco Mundial recortó su pronóstico de crecimiento global del 2,7% al 2,3%, “las tensiones comerciales podrían reducir el comercio mundial hasta un 4% este año”. Por su parte, el FMI advirtió que el PIB global podría contraerse y el crecimiento del comercio mundial caerá más que el producto, con una baja acumulada de 0,8 puntos respecto a su informe de enero de 2025, sin embargo, pese a la desaceleración, el crecimiento mundial se mantiene muy por encima de los niveles de recesión. Según sus proyecciones, el crecimiento del comercio mundial será hasta el 1,7% en 2025, en relación con el informe de enero de 2025.
¿Trump ha pisado el freno de la economía estadounidense y la mundial?
Ninguna gran economía se salva de las decisiones de la Casa Blanca. Para Estados Unidos, el recorte es de 0,9 puntos este año, un crecimiento de hasta el 1,8% según el FMI para el 2025 y el 1,7% para el 2026, con una probabilidad de recesión del 45%, según encuesta de Bloomberg.
México, con una contracción del -0,3% tras un recorte de 1,7 puntos en las previsiones, será uno de los países más afectados. China y Canadá ven sus previsiones recortarse 0,6 puntos porcentuales este año, hasta unos crecimientos más reducidos, del 4,0% y el 1,4%, respectivamente.
La rebaja de 0,2 puntos para la zona euro como para la Unión Europea, hasta el 0,8% y el 1,2% respectivamente. Alemania permanece estancada con nuevo gobierno y nuevos planes con el 0% de crecimiento.
Las previsiones de Japón del 0,6% y el Reino Unido del 1,1% empeoran, Brasil (2%), India (6,2%), Indonesia, Australia, Arabia Saudita, Nigeria, también sufren recortes en mayor o menor grado y América Latina con una proyección de crecimiento del 2%.
Para el conjunto de la economía mundial, la previsión de crecimiento para este año pasa del 3,3% al 2,8% y para 2026, del 3,3% al 3,0%. El crecimiento que prevé el FMI es el más bajo desde la pandemia.

De la migración, aranceles y una nueva era
Líderes globales han anunciado pronósticos sobre lo que podría pasar en la economía global luego de las medidas adoptadas por la administración de Trump.
Ken Griffin, fundador de Citadel, durante el encuentro con la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford dijo, al referirse a Trump, “sueña con devolverle la dignidad a la gente, y debo aplaudirlo. Pero ese sueño no se hará realidad. Estados Unidos debería tratar de aprovechar sus puntos fuertes, como la creación de propiedad intelectual y contenido, en lugar de recuperar puestos de trabajo en fábricas que de todos modos han automatizado en gran medida su producción”.
Para Pierre-Olivier Gourinchas, del FMI, “el sistema económico mundial bajo el cual han operado la mayoría de los países durante los últimos 80 años está siendo reconfigurado, lo que marca el inicio de una nueva era para el mundo”.
En el Club Económico de Nueva York, Larry Fink de BlackRock, sostuvo que “es probable que el dólar estadounidense se debilite y que el consumo disminuya a medida que los consumidores y la economía en general se ajusten a la magnitud de los aranceles”.
Caleb Ragland, presidente de la Asociación Estadounidense de la Soja, en relación con la dependencia del comercio global, comentó a CNN: “Aproximadamente el 50% de la soja producida en Estados Unidos se exporta. China consume más soja nuestra que todos los demás clientes extranjeros juntos. Representan una parte importante de nuestro mercado, y esta guerra comercial nos preocupa”.
Ray Dalio, el multimillonario estadounidense, luego de que Trump anunció una pausa de 90 días, excepto a China, dijo en su red X: “Es un buen momento para que todos los involucrados reconsideren sus enfoques”.
Por su parte, el CEO de JPMorgan Chase, Jaime Dimon, sostiene que “sin una resolución rápida, se produciría una fragmentación potencialmente desastrosa de las alianzas económicas de Estados Unidos a largo plazo”.