La nueva clase de violencia

La aparición del paramilitarismo en Colombia como supuesto defensor de la ciudadanía ante la inacción del Estado no ha hecho más que empeorar la violencia en ese país, aseguró una reconocida periodista de esa nacionalidad.

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Ginna Morelo, periodista colombiana, lleva años analizando las diversas formas de violencia que sacuden a varias regiones de Colombia. Afirmó en contacto con Radio Canal 100 que estas estructuras han permeado en todos los estratos sociales, especialmente hacia el sur, donde el Estado está ausente y las heridas aún están lejos de cerrarse para quienes sufrieron los horrores provocados por estos grupos y advirtió del peligro que representa que otros países repliquen este modelo.

Estas expresiones coinciden con la preocupación de las autoridades de nuestro país ante la aparición de un supuesto grupo denominado Justicieros de la Frontera, que habría anunciado acciones en respuesta a los crímines cometidos por el grupo criminal EPP en los departamentos del norte de nuestro país; en efecto, la organización se adjudicó el incendio de un taller de motos perteneciente a los hermanos de Manuel Cristaldo Mieres. 

“En Córdoba y otros territorios, la realidad es invisible para el resto de Colombia, ya que en los terrenos selváticos el narco y el paramilitarismo han dejado miles de muertes que no figuran. Sucedió y sigue sucediendo: además de las muertes, estas estructuras criminales secuestraban a menores para enviarlos a la guerra paramilitar sin importar su condición”, detalló la renombrada profesional. 

A lo largo de los años, las organizaciones paramilitares fueron mutando a tal punto de que establecen alianzas, tanto con guerrilleros, ya sean de las FARC o ELN, como también con las organizaciones dedicadas al narcotráfico. “Esto generó una nueva clase de violencia que marca de manera brutal varios territorios; por ejemplo, en Buenaventura hubo una oleada de desapariciones de personas que no se dejaban reclutar o meterse en el negocio ilegal”. Solo en Colombia la cifra de desaparecidos ronda los 120.000.

Morelo asegura que la principal amenaza en la actualidad para los países de la región es sin duda la importación del modelo paramilitar colombiano, que hace del horror y la muerte una máquina que no hace distinciones al momento de perseguir sus intereses. “Me temo que lo peor siempre está por venir, como he dicho hace cinco años a colegas de México, previo a lo ocurrido con la desaparición de los 43 estudiantes de una escuela agrícola en Iguala”, reflexionó. La investigadora recalcó además que la violencia tiene también una poderosa aliada, que es la indiferencia, que cuando se instala es capaz de ganar territorios y hasta personas; ante este escenario, consideró fundamental construir una memoria histórica para evitar que se repitan estos fenómenos y más aún evitar que siguen creciendo en otros países.

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