La ejecución de Rosalía, condenada por un delito de tráfico de drogas, estaba prevista para el pasado 20 de marzo, pero un mes antes se anunció que se postergaba hasta el próximo julio, cuando se revisará el caso. Su hermana opinó que el Tribunal Superior de Justicia tendrá en cuenta el comportamiento de Amarilla en la cárcel y el cumplimiento del plan de trabajo voluntario que allí realiza.
“Desde que entró hace dos años trabaja haciendo bordados para sillas, que es la capacitación que le dieron, y además cumple con la planilla de sillas que tiene que hacer. Este informe lo llevarán las autoridades de la cárcel al Tribunal”, dijo la hermana. Añadió que el estado de ánimo de Amarilla, de 33 años, es muy bueno y que está sacando provecho de la cárcel, ya que ha podido avanzar en el dominio del inglés y se defiende con el mandarín.
“Está convencida y confiada en la conmutación de la pena. La vimos muy animada, es muy carismática y tiene un trato excelente con las carceleras y con las otras presas”, observó. Patricia Amarilla viajó la semana pasada a Pekín en compañía de su padre, José Amarilla, de su madre, Arminda Escobar, que llevaban sin ver a sus hermana desde hace tres años, y de Hugo Morel, consejero de la Cancillería.
Durante la estancia, que al igual que el viaje estuvo sufragado por el Gobierno paraguayo, la familia mantuvo dos entrevistas con Amarilla, que fue arrestada en el aeropuerto de Pekín en julio de 2012 cuando intentaba ingresar al país portando cocaína. Ambas entrevistas fueron a través de una pared de vidrio de un micrófono por el que se comunicaban bajo la vigilancia de las mujeres guardias.
“La primera entrevista, los diez primeros minutos nos los pasamos llorando, fueron todo llanto y cuando más nos quebramos (..) También preguntó por su hijo, que tiene cinco años y vive con su padre”, indicó. La segunda visita fue igual de emotiva, esta vez porque todos sabían que los Amarilla partían para Asunción, donde llegaron el pasado viernes, una semana después de su salida a China.
“Teníamos derecho a una hora por entrevista, pero la primera nos dejaron alargarla. La segunda se nos hizo corta y cuando nos dijeron que nos quedaban diez minutos nos quebramos nuevamente y mi madre le dijo que iba a rezar mucho por ella”, recordó Amarilla. De esas visitas, la familia ha salido contagiada de la moral de Amarilla, puesto que piensan que la pesadilla de la pena de muerte acabará con una condena de cárcel. “Nos despedimos diciéndole que la vamos a esperar y hacer lo imposible por verla al menos cada cinco años porque no tenemos más recursos”, apuntó.
Las gestiones de la familia y del Gobierno en China se hacen con la mediación de la Embajada de Argentina en Pekín, ya que Paraguay no tiene relaciones diplomáticas con el país asiático. La organización Amnistía Internacional (AI) considera que Amarilla fue víctima de las redes de trata de personas, que en 2012 la llevaron bajo engaño primero a Brasil y después a China.