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Una persona que trabajó muy cerca del sacerdote argentino en capilla luqueña San Miguel y mantuvo estrecha relación con él declaró que en el año 2009 se enteró de los antecedentes de Ibáñez en Argentina. En aquél entonces cuatro adolescentes servían como monaguillos al cuestionado cura.
Preocupada por la seguridad de los menores, la testigo se comunicó telefónicamente con el cura párroco para que intervenga en la situación, pero no obtuvo respuesta alguna. Luego de ser ignorada, decidió llamar al padre Gumercindo Caputo, quien le sugirió realizar la denuncia ante la Cancillería del Arzobispado, recomendación que la efectuó. Denunció al argentino telefónicamente, pero no por escrito, confiesa.
“Yo era quien trabajaba más directamente con él. Esto fue en el año 2009 y él estuvo más o menos hasta mitad del 2009. Un periodo de seis meses aproximadamente. A diciembre de 2009 ya tuvimos cambio de cura párroco y él ya no estuvo”.
Con esta declaración, la testigo y denunciante pone al descubierto la protección que contaba en Paraguay Carlos Ibáñez, quien en el año 1997 fuera capturado en nuestro país por la Interpol y extraditado para enfrentar cargos por abuso sexual en menores en su país natal, noticia que lo publicó ABC Color.
En su declaración, la testigo agrega que Ibáñez Morino no estaba adscripto a ninguna parroquia, es decir era usado para reemplazar al párroco cuando se ausentaba, pero luego ya acudía con frecuencia y encabezaba todas las celebraciones.
El padre Narciso Velázquez, actual rector de la Universidad Católica, fue quien atendió la denuncia telefónica en el año 2009, sobre la situación irregular de Ibáñez en la capilla luqueña. “Le comenté todos los hechos, y cuáles eran las circunstancias. Le manifesté todos los datos”.
La mujer decidió realizar la denuncia justo cuando el cura abusador planeaba hacer una actividad junto con los cuatro monaguillos y nadie más, por lo que aseguró que no iba a permitir más abusos.
“Me atendió el Padre Narciso, me pidió los datos del sacerdote, el número de teléfono, contacto. El Padre Narciso Velázquez me respondió que esta conversación nunca existió”, reza parte de la lapidaria confesión.
Esto deja al descubierto que las altas esferas de la Iglesia Católica paraguaya estaba al tanto de las sospechosas actividades del cura argentino y decidieron callarlo durante unos siete años, ya que de nuevo en 2016 saltó a la polémica su caso.
Unos 22 días después de la denuncia, la mujer fue citada por el actual Rector de la UC, donde le informó que efectivamente Ibáñez estaba suspendido y no podía celebrar ningún tipo de acto religioso. Les manifestó que ya no trabajaría con ellos. “Digan que fue al interior a trabajar para no causar ningún chisme acerca de por qué se le echó, por qué salió. Esa fue la indicación que recibimos del Padre Antolín Valenzuela, el párroco de San Miguel”.
La mujer dejó en claro su molestia porque recién en el 2016 el Arzobispado anunció la suspensión de Ibáñez, alegando que recién se enteraban de sus suspensión en Argentina, siendo que ella ya lo había denunciado 7 años atrás.
Estas declaraciones forman parte de la investigación realizada por la comisión especial conformada para esclarecer los hechos que involucran al cuestionado sacerdote en nuestro país. ABC Color intentó contactar con el rector de la prestigiosa casa de estudios, pero el religioso no atendió nuestros insistentes llamados.
CARLOS RICHARD IBÁÑEZ. El 22 de abril de 2016, ABC Color inició publicaciones acerca del sacerdote argentino Carlos Richard Ibáñez, acusado de abuso sexual de menores en su país. El sacerdote fue detenido en Paraguay en 1997 por la Interpol. Según su expediente, fue acusado de haber mantenido “relaciones homosexuales con varios menores, algunos de los cuales se habrían contagiado de sífilis”. Los hechos se registraron en la diócesis de Villa María, Córdoba. Vino al Paraguay y estuvo aquí con una identidad falsa, hasta que fue capturado por la Policía. La justicia rechazó su extradición “por defecto de forma”. Sin embargo, seguía ejerciendo su ministerio.