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La mayoría son de las familias que se asentaron en los cinturones de pobreza de esta ciudad o de las villas periféricas. Son campesinos de este distrito que vendieron sus tierras en la zona de Arroyito, Alemancué, Alfonso Cué y otras.
Las parcelas fueron adquiridas generalmente por brasileños, principalmente en Arroyito, donde cultivan grandes extensiones de soja. Otras tierras, los labriegos las vendieron a ganaderos y a algunos exdiputados del departamento, que instalaron sus estancias.
El acopiador del material de aluminio, Milciades Daniel Scarpellini, dijo que porque no cuentan con fuentes de trabajo se dedican a la recolección de las latitas. Señaló que la compra las latas está disponible a G. 3.500 por kilo, e indicó que la mayoría trae unos seis o siete kilos de las latas para contar con el sustento diario de sus familias.
Sostuvo que para recolectarlas recorren la ciudad y las encuentran en las calles, donde se encuentran las bodegas, restaurantes y bares en horas de la noche y la madrugada. Otros se rebuscan en el vertedero municipal, donde las recogen entre los basurales con nauseabundo olor, entre moscas y alimañas, remarcó.
Amado Scarpellini, con su hijo Milciades, quienes compran las latas, las envían a Concepción donde son prensadas. Desde la capital departamental son exportadas luego al Brasil para ser recicladas.