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Monseñor Claudio Giménez, obispo de Caacupé, ya al final de la celebración dominical, invitó al artesano paraguayo a subir al altar del santuario, junto con la silla que fue totalmente tallada por sus manos como un presente para Jorge Bergoglio, quien prevé arribar al Paraguay el próximo 10 de julio.
El líder religioso destacó la obra, que cuenta con un fino acabado en madera, cuero y porcelana. “Es un trabajo, entonces, hecho en Atyrá y esperamos que le guste al Santo Padre”, expresó Giménez durante la presentación ante la feligresía que participó de la misa.
Isabelino llegó de su tierra natal acompañado de cientos de sus compueblanos, quienes lo aplaudieron junto a los demás presentes al retirarse al velo blanco que cubría la obra maestra, de la cual participaron tres artistas.
La silla tallada cuenta con pintura dorada y acabado en cuero. El respaldero, pintado en blanco, posee una cabecera de porcelana, con la imagen de la Virgen de Caacupé. La figura de cerámica fue un trabajo de la artista Graciela Mena, de Asunción, quien acompañó a “Rey” en el altar del Santuario.
Otro detalle a considerar se ubica en el centro, donde se luce pintado el escudo papal, obra del Lic. Alcides Acosta, de 25 años, un exalumno de Mirta Maidana, hija de don “Rey”.
Don Isabelino “Rey” Maidana también tiene a su cargo la fabricación de otras cuatro sillas que utilizarán los obispos durante la misa a ser celebrada en la explanada del Santuario de Caacupé, el sábado 11 de julio, a las 10:00.
El artesano paraguayo ya había tallado la pieza utilizada por el papa Juan Pablo II, durante su histórica visita al Paraguay, el 16, 17 y 18 de mayo de 1988. Esta vez, ya a sus 70 años, quiso nuevamente hacer un presente similar al papa Francisco, quien había pedido un mueble muy sencillo, con pocos adornos. El modelo sobre el cual se basó don “Rey” fue traído por el embajador Ceferino Valdez, coordinador ejecutivo de la Comisión Nacional de la visita papal.
La silla fue exhaustivamente inspeccionada previamente a fin de confirmar que se ajuste a las medidas solicitadas desde el Vaticano, de 66,5 cm en la parte superior y 68 cm de ancho en la parte inferior.
Mirta Maidana, de 42 años, aseguró que su padre renovó sus ganas de vivir al realizar este trabajo. “Lo único que puedo decir es que mi papá rejuveneció 10 años, como mínimo, desde que comenzó con este proyecto”, expresó.