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En contacto con ABC Cardinal, Giuzzio dijo que el crimen organizado consigue cédulas de identidad paraguaya con gran facilidad, debido a la corrupción y la debilidad de las instituciones, entre otros factores, pero que es un problema que se está arreglando.
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Estas declaraciones guardan relación con la detención de Sergio de Arruda Quintiliano Netto, alias Minotauro, el nuevo capo narco que lidera la frontera paraguayo-brasileña. En su poder se encontraron dos cédulas de identidad paraguaya con nombres distintos pero el mismo número.
Afirma que los miembros de estas bandas siempre poseen “un plan B” y la mayoría cuenta con cédulas extra y que acceden a ellas incluso antes de ser conocidos por las autoridades.
A su criterio, este tipo de documentos de contenido falso no se gestionan uno a uno, sino por tandas.
A pesar de la importancia de la caída de Minotauro, afirma que “destrozar cabezas” no significa acabar con el crimen organizado, ya que si esto fuera así, con la muerte de Pablo Escobar el narcotráfico en Colombia hubiera terminado, pero lo que hizo fue “engendrar una serie de nuevas cabezas” de facciones criminales.
Giuzzio sostiene que el mensaje para desalentar a los narcotraficantes se da desde la Senabico, con la utilización de sus bienes: “Decirles que estamos usando sus cosas, porque, aunque no lo creas, después de la familia, el auto es el bien más preciado, por eso tienen vehículos que los individualizan, que los representan. La psicología narco criminal es muy sencilla: es probablemente solamente más acentuada por el egocentrismo de tener plata rápidamente”.