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El informe desnuda el desinterés del Ministerio de Justicia por resolver las muertes en instituciones bajo su responsabilidad. De los 166 muertos, 46 presentan irregularidades en el registro médico de los internos.
En 2015 fue el peor año para estar encerrado, ya que fue en el que más fallecimientos sucedieron, 53 en total. De todas las muertes, siete no tienen información suficiente para determinar la causa del fallecimiento, grave negligencia de las autoridades penitenciaras.
El estudio establece seis categorías dentro de las cuales ocurren las muertes en penitenciarías y centros educativos, de los cuales la principal causa es por la falta de provisión de atención sanitaria adecuada. También hay internos que fallecieron a causa de torturas por parte del personal penitenciario.
La Penitenciaría Nacional de Tacumbú es la más hacinada del país y naturalmente la que más muertes concentra, 69 en total. La mayoría de los muertos son personas menores de 35 años. En estos cuatro años solo cinco mujeres fallecieron en prisión.
Además se deja al descubierto que la mayoría de las muertes no son investigadas, y las que sí lo son, tienen escasas investigaciones, por lo general solo se basan en el informe oficial.