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Formalmente, sólo el 1 por ciento de los pastizales del Río de la Plata, una de las regiones de pastizales templados más grandes del mundo, están protegidas. Los 75.000.000 hectáreas abarcan zonas de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil.
“Ya prácticamente no queda nada en estado natural, no tenemos muchas áreas protegidas”, explicó Alberto Yanosky, presidente de la ONG ambientalista Guyra Paraguay, lamentando que las tasas de destrucción del ecosistema en virtud al a producción agropecuaria continúan aumentando.
En términos de biodiversidad, los pastizales son de gran importancia, explicó Yanosky. Ahí viven un gran número de especies amenazadas, especies endémicas y plantas que podrían tener usos medicinales. Además, este ecosistema contribuye a la disminución de gases responsables del calentamiento global y cumplen un rol importante en el control de la erosión de suelo. Los pastizales también albergan formas de vida tradicionales que contribuyen a la identidad cultural de las comunidades rurales y pequeños productores.
La Asamblea de Miembros de la UICN, red de organizaciones ambientalistas, aprobó las recomendaciones para el gobierno paraguayo y otras entidades abocadas en la conservación durante el congreso Mundial de la Naturaleza que tuvo lugar en Jeju, República de Corea.
La organización recomendó a Paraguay “intensificar los esfuerzos para incrementar la designación de áreas protegidas en los pastizales templados del sur”. Además, recomiendan “desarrollar y promover prácticas de uso y manejo sostenible de los mismos, políticas de ordenamiento ambiental del territorio basadas en el análisis de vulnerabilidad al cambio climático y provisión de servicios de los ecosistemas que den marco a la creación de nuevas áreas protegidas y al desarrollo sostenible de la región”.
Otra recomendación destaca que el gobierno paraguayo debe “desarrollar y mantener un inventario actualizado con información sobre las áreas protegidas públicas y privadas y las áreas de utilización sostenible en los pastizales templados”.
Las tasas de deforestación del Gran Chaco americano también preocupan al organismo internacional. En este sentido, la UICN solicitó al gobierno tomar medidas para reducir el ritmo de pérdida, degradación y fragmentación de los hábitats naturales. Así también recomendó “intensificar los esfuerzos para incrementar la designación de áreas protegidas en el Gran Chaco”.
Por otro lado, consideró importante implementar corredores de conservación y “desarrollar y promover prácticas de utilización y manejo sostenible de los ecosistemas nativos de América del Sur” además de desarrollar políticas de ordenamiento territorial orientadas a la utilización sostenible de los recursos naturales.
Actualmente el Chaco americano pierde entre 1.000 a 1.400 hectáreas por día de bosques. “Por su extensión, el territorio presenta una gran variedad de ambientes asociados a extensas llanuras, diversidad de bosques, arbustales, pastizales formando sabanas, y humedales y estos ecosistemas sustentan el medio de vida e identidades culturales de varios pueblos indígenas, comunidades rurales y pequeños productores”, resalta el documento del organismo internacional.
El Chaco alberga una importante biodiversidad que incluye un gran número de especies amenazadas, siendo una de las más emblemáticas el Yaguareté, especies endémicas, plantas medicinales y recursos genéticos, resalta el informe. Además, alberga una “amplia gama de bienes y servicios ambientales que proveen sus ecosistemas, como la regulación del clima, el almacenamiento y la provisión de agua y el papel en el control de la erosión de los suelos”.