Planta de uranio: olvidan a los indígenas

El plan de instalación de una planta de uranio en Formosa se desarrolla ignorando completamente a una comunidad indígena ubicada a solo 4 kilómetros de donde se quiere montar la factoría. Los nativos no fueron consultados y no manejan información alguna.

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Durante la audiencia pública realizada esta semana en Formosa, organizada por el Gobierno provincial, muchos actores de la sociedad manifestaron su parecer acerca del plan, cuyo “estudio de impacto ambiental” fue presentado en la ocasión. En representación de las comunidades, habló el líder indígena Ismael Alegre, quien reclamó el hecho de que ni siquiera se haya consultado a los nativos, siendo que están asentados a escasos kilómetros de donde se pretende poner la planta.

Por su parte, la representante de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) de Formosa, Roxana Silva, explicó que lo más grave de todo esto es que en el “estudio de impacto ambiental” presentado no se tuvo en cuenta a la comunidad Toba. De esta manera, se violan e incumplen los estándares básicos que debe llevar un documento como ese, contemplados en acuerdos internacionales y en la Constitución Provincial, dijo.

Es así que ni los responsables del proyecto de la empresa Dioxitek ni tampoco autoridad alguna de la Gobernación de Formosa han ido a consultar a los nativos con respecto al tema. La comunidad indígena en cuestión está compuesta por más de 3.000 miembros, quienes se desplazan en toda la zona cercana a sus casas para recoger materiales para artesanía, alimentos, o ejercer sus derechos ancestrales. Es decir, el sitio donde se quiere instalar la planta forma parte de su territorio comunitario.

La APDH fue hasta la comunidad y conversó con los indígenas, quienes pidieron que la información que se tiene sobre la planta se pase a lengua nativa, para poder comprender al menos parte de lo que se pretende hacer, comentó Silva.

Esta comunidad vive en un 90% gracias a los planes sociales del Gobierno argentino. Sus integrantes están distribuidos en viviendas sociales y en otras hechas por ellos mismos. Sin embargo, viven completamente hacinados, según verificaron los representantes de la mencionada organización. A esto se sumaría el hecho de que al irrumpir cerca de ellos un proyecto de este tipo se les privaría de muchos de sus medios de vida, que si bien no están en su territorio, forman parte de su área de influencia.

No solo los indígenas han sido ignorados en todo este plan, sino también los vecinos paraguayos, que están ubicados a solamente 20 kilómetros de donde se montaría la planta, como es el caso de la ciudad paraguaya de Alberdi. Los pobladores de este distrito también reconocieron que no fueron consultados y que tampoco conocen el plan ni sus peligros, siendo que, al igual que los nativos, serían los primeros afectados con cualquier proyecto que se quiera desarrollar en la frontera. 

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