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Tras el juramento de la senadora Mirta Gusinky, tal y como lo resolvió el titular del Congreso Fernando Lugo ayer, sin tomar en cuenta el amparo concedido por la jueza electoral María del Carmen Novais, para que Nicanor Duarte Frutos jure, se plantean otras interrogantes.
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Según las normas, dos serían las salidas: una que Gusinky pierda su investidura (lo cual ahora se logra con 30 votos tras la sanción de la ley del autoblindaje) o que la misma renuncie. Para que lo primero ocurra debe existir un motivo válido, que hasta el momento no se presenta.
A criterio del Dr. Hugo Estigarribia, abogado constitucionalista y convencional constituyente, “desde el momento en que juran Gusinky, al igual que Friedmann, sean destituidos, sea que se mueran ahí en el acto, sea que renuncien ahí, automáticamente le dan derecho a su suplente a que asuma, ya no a otro titular”, aclaró. En este sentido, Nicanor tampoco podría jurar, y debe hacerlo, en este caso, Enrique Riera Escudero, por ser el primero de la lista de suplentes.
“Esto que se plantea de destituir a una senadora recién asumida es una absoluta barbarie porque a una persona sin causal no se le puede destituir. En el caso de González Daher sí podría ser, pero en este caso no hay motivos”, expresó el exsenador colorado.
Agregó que todo esto está establecido en al artículo 161 del reglamento interno del Senado. “Una vez que el titular es investido en el cargo, ahí sí entra el suplente. Si el titular no llega a asumir, entonces el siguiente titular aunque sea no proclamado”, agregó.
Sostuvo que eso fue lo que ocurrió con el caso de Danny Durand en Diputados y previamente con Nicanor Duarte Frutos en el 2008 (sustituido por Roberto Céspedes) y luego con Rafael Filizzola, a quien reemplazó su suplente, Alberto Grillón.