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Morselli insistió en afirmar que no es un conflicto de intereses que su hijo síndico deba ser el encargado de controlar el uso que ella le da a los millones en la Asociación Cultural Comuneros y que no está obligada a acogerse al régimen y los controles de Contrataciones Públicas. “Creo que justamente es mi contralor de que se hagan bien las cosas”, expresó.
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Al insistírsele que justamente el hecho de que su hijo deba “certificar” el uso del dinero que ella entrega es un conflicto de intereses, refirió: “Es él (su hijo Raúl Codas Morselli) el que está mirando que yo no esté involucrada con alguien que está haciendo mal las cosas. No es mi contralor, es de la Asociación Cultural Comuneros”.
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Insistió en varios momento en que su hijo no es el que dispone del dinero. “Él no está en el directorio y no tiene ningún poder de decisión de nada. Él solamente mira que se hagan bien las cosas y esa justamente es mi mayor garantía”, refirió.
Reconoció que justamente la ONG les permite evitar requerimientos de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas, como los llamados a licitación, ya que el régimen de Cultura tienen un sistema “distinto” a otras instituciones del Estado.
“Puede haber otro sistema; estoy totalmente de acuerdo si me das otro sistema para contratarle a Lizza Bogado y no a Juan Pérez. ¿Cómo vas a hacer licitación para contrarle a Lizza Bogado?”, justificó.
Enfatizó que simplemente está cumpliendo el sistema con el que se creó el Centro Cultural y, si hay una mejor propuesta para hacer las contrataciones de manera más eficiente y trasparente, están dispuestos a analizarla.
Finalmente, insinuó que las publicaciones estarían siendo dirigidas por ciertas personas, aunque no dio nombres.