Policías le sacaron el 84% de su movilidad

El joven Richard Pereira, víctima de policías “gatillo fácil” que están en juicio, indicó que hasta ahora no tuvo ninguna mejoría y sigue sin sensibilidad ni movilidad en el 84% de su cuerpo. Pese a la difícil situación, se muestra fuerte.

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Si bien la ciencia es capaz de diagnosticar en porcentajes la parte de su cuerpo de las que perdió movilidad, es difícil cuantificar todo lo que le robaron a este joven padre de familia tras el lamentable hecho donde un policía le disparó luego de un procedimiento irregular. El mismo lamenta que no avanzó en nada en tratar de recuperar su movilidad, pero aún así no se rinde, encontrando fortaleza sobre todo en sus dos hijos.

“Solamente yo estoy ahora a full (sosteniendo a mis hijos) y si no estoy reparando celulares estoy en cualquier otra cosa comercial. Prácticamente ellos (mis hijos) son mis motivaciones, mis motores. Luchar por ellos es satisfactorio realmente”, indicó Ferreira, con un temple que se refleja en su voz pese a todo.

Recordó que tras el incidente que le cambió la vida radicalmente nunca recibió apoyo del gobierno. El único respaldo de la Policía que recibía era el del excomandante Luis Carlos Rojas, con quien tenía un acuerdo particular -no institucional- para ayudarlo con la fisioterapia.

Expresó que tras el cambio de comandante dejó de recibir esa ayuda y “ahora me veo en figuritas, pero seguimos adelante, no es motivo para una recaída”, afirma sin rendirse ni amilanarse. No obstante, reconoce que algo que terminaría de compensarlo al menos mínimamente es que se haga justicia finalmente.

“Me gustaría que cumplan alguna condena, que se den cuenta del daño que me hicieron. No solo me perjudicó a mí, a mi familia, a mis hijos, a mi entorno”, destacó. Pero es él quien perdió más, al menos físicamente.

“Hace poco me hice un test de discapacidad para una referencia laboral; sigo lastimosamente igual, con el 84% de mi cuerpo sin movilidad ni sensibilidad, me queda solo el 16% que sería el brazo y la cabeza, porque desde el pecho para abajo no tengo sensibilidad”, comentó el joven que ayer tuvo que declarar en prosecución al juicio oral y público a los policías.

Pereira sobrevive actualmente como técnico de celulares, su profesión que afortunadamente no se vio frustrada -pero si dificultada-por el percance. Eventualmente también vende alguna que otra cosa. Confesó que si tiene la posibilidad de conseguir algún trabajo, cree ser bueno justamente en lo que refiere a las ventas o publicidad de productos, e incluso le gustaría tener algún negocio de venta de muebles.

Pese a la duro de su realidad, sobre todo valora que sigue con vida. Ahora, en medio del juicio y los testimonios de todos los involucrados -incluido el que disparó el infortunado tiro-, también valora que poco a poco se está logrando salvar la verdad de todo lo acontecido.

“Calculo nomás que si llegaba a desmayarme o quedaba inconsciente o me moría, ¿que iba a pasar de mi?. De hecho que me quisieron hacer quedar como el peor delincuente” analizó el joven.

Otra cosa que le sorprendió durante el juicio es que el suboficial Jhonie Orihuela reconoció ser el autor del disparo y que prácticamente asumió toda la culpa -aunque afirmó que disparó por “error”. Eso justamente es algo en lo que Richard no concuerda, ya que cree que incluso el procedimiento en sí fue irregular.

“No me quisieron detener en la multitud (en la zona de 5ª Avenida). Me quisieron detener en una parte oscura que sería cerca de casa, a unas 20 cuadras”, detalló en su alegato, sosteniendo que aparentemente los policías ya sabían que su vehículo no tenía chapa y buscaban sacarle plata.

De hecho, reconoció que un tiempo antes, también policías de la Comisaría 4ª le había sustraído G. 400.000, los cuales le quitaron en concepto de coima para dejarlo ir. “Me pidieron todo lo que tenía, lo que yo tenía en ese momento era G. 400 (mil). Luego me soltaron e hicieron figurar anda que sabe que cosa”, rememoró sobre un antecedente previo con los policías de esa misma comisaría.

Este relato fue corroborado por su padre Richard Pereira (su homónimo) en su declaración en el juicio oral y público. “La Comisaría 4ª en esa época eran conocidos por coimeros. Se surtían prácticamente de 5ta avenida, de personas sin chapas, de personas alcoholizadas, era su fuente de recaudación. Una semana antes creo que había pagado G. 400.000 porque le habían agarrado y no tenía chapa”, afirmó el padre de la víctima durante el juicio.

Ante las preguntas, también relató el cambio radical en la vida familiar. “El ahora se mudó a un alquiler más pequeño con sus hijos y su pareja. A mi me dieron un terrenito en un asentamiento y tengo una casa de terciada, porque nos destruyeron la familia. Es imposible (mantenernos), él tiene un gasto de 10 millones al mes”, dijo su padre.

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