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Harapientos, tirados en el suelo y otros pidiendo un bocado de comida, siguen los niños de la calle y mendigos abandonados por el centro histórico de Asunción.
Ayer, nuevamente sorprendimos a varios de ellos, durmiendo en las veredas, uno de ellos, incluso bajo el fuerte sol mañanero.
Según pudimos ver, algunos son indígenas, otros serían de la Chacarita. Duermen en el piso como si fuera una confortable cama. Los que estaban despiertos pedían plata o el bocado de alimento que en ese momento consumía el transeúnte.
Es la triste realidad de los descartables de nuestra sociedad y que contrasta con las proyecciones económicas que hablan de crecimientos. También son los contrastes de los funcionarios públicos, que pese a recibir un buen salario, son beneficiados con jugosos sobresueldos, subsidios, y aportes familiares, con la bendición del Gobierno, que cierra los ojos para no ver a estos abandonados.
Un vendedor de la calle Estrella, arteria sobre la cual estaban ayer varios niños abandonados, nos dijo que en varias ocasiones llamaron a los policías para ver la situación, se apersonan y luego se retiran porque no están autorizados por ley tocar a los menores. Llaman a la Secretaría Nacional de la Niñez y ni se interesa en el tema. Esta es la realidad de los niños en situación de calle del centro de Asunción.
Existen y urgen la atención de las instituciones que reciben millones de guaraníes a sus nombres.