La guerra por el agua

Decenas de expertos se reunieron en abril pasado en Corea del Sur para decir a los gobiernos del mundo que si no cuidan el agua dulce en sus países, el panorama sería catastrófico de aquí a 50 años. Paraguay es uno de los que más y mejor reserva tienen.

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No solo los paraguayos, sino los seres humanos en general, los más de 7.000 millones que habitan el planeta, no piensan a futuro. Los recursos que ofrece la tierra son limitados y la superpoblación mundial es un factor que más temprano que tarde golpeará a los estilos de vida en una era industrial y tecnológica, que aplaca todo intento de cuidado al medio ambiente.

El Foro Mundial del Agua fue realizado en Corea del Sur en abril pasado. Allí se lanzó un informe en que se advirtió que la provisión de agua dulce, si los gobiernos no la cuidaban, podía estar en riesgo dentro de 50 años.

Nuestro país no es una excepción: el territorio paraguayo tiene la suerte de tener una de las mejores y mayores reservas de agua potable del mundo, que es la que se puede usar para el consumo humano y la agricultura. Es más, es la Capital del Agua en América desde 2014 hasta 2016. Lastimosamente, no hay una reglamentación a las leyes que estipulan cómo cuidar el agua dulce que tenemos.

Es por eso que desde el próximo 3 de agosto varios expertos se reunirán en el Campus de la Universidad Nacional de Asunción para el IV Congreso Paraguayo de Recursos Hídricos. En ese encuentro, los técnicos y científicos de nuestro país pedirán que se reglamenten las leyes que delinea el uso de los recursos hídricos en Paraguay.

Fue el mismo papa Francisco quien dijo durante su visita a Paraguay que el desarrollo tenía que tener un “rostro humano”, condenando el imperio del dinero. Es lo mismo que defenderá el ingeniero Miguel Rivarola Sosa en el próximo congreso: “El anhelado y esperado Crecimiento del Desarrollo solo podrá ser consistente con un buen ordenamiento jurídico e instituciones del Estado fortalecidas, mejor consolidadas”.

Este orden es precisamente lo que el Estado no tiene. El doctor e ingeniero Juan Francisco Facetti, en su presentación “Desarrollo sustentable y medio ambiente”, publicado en la revista digital de políticas públicas “Debate” de abril de este año escribe sobre la historia del planteamiento de las leyes relacionadas a la preservación de recursos hídricos en Paraguay. En él, expone los problemas clave a la hora de poner un freno al despilfarro de agua dulce en nuestro país; algunos de ellos son la excesiva cantidad de entidades estatales que están implicadas, de forma descoordinada, en el presunto cuidado de los recursos hídricos. Menciona a la Essap, la Erssan y la Seam, entre otros.

“La Ley de Recursos Hídricos (Ley 3.239, 2007) no consideró la propuesta proveniente del Poder Ejecutivo, inclinándose más bien a atender las propuestas provenientes del tercer sector y en particular de la Seam. La ley aprobada designa a la Seam como Autoridad Nacional de Aguas y le da una serie de atribuciones, entre ellas la de definir aspectos técnicos de la administración de las aguas como ser: ‘la determinación del caudal ambiental de los cursos de agua, la delimitación de las zonas de recarga de los acuíferos, el establecimiento de áreas restringidas a la utilización de las aguas subterráneas’.

La Seam estaba obligada a presentar para el 2012 un Plan Nacional de los Recursos Hídricos, el Inventario Nacional del Agua y el Balance Hídrico Nacional; sin embargo, hasta 2014 esto no ocurrió. Tampoco pudo reglamentarse la ley en aspectos fundamentales para la industria, como ser el pago del canon por el uso del agua o el pago de canon por el vertido de efluentes basado en sus características químicas”.

                                                                                (Facetti, Juan F., Debate, 2014, página 10.) 

Facetti cuenta en conversación con ABC Color que es imperiosa la reglamentación de estos puntos. Citó como ejemplos del presente la situación de ciertas partes del lago Ypacaraí y del Acuífero Patiño, cuya situación es complicada por el aumento de salinización.

Próxima entrega: La situación del agua dulce en Paraguay.

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