Kurusu jegua: tradición con chipá y maní

Chipá, maní, laurel y hoja de coco coronan una tradición familiar que se lleva a cabo desde hace 78 años en la celebración del Día de la Cruz. Este día es recordado en todo el mundo católico, pero la familia Antar lo hace con un estilo y sabor paraguayos.

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La costumbre principal en el país y otros lugares del mundo se basa en vestir las cruces de los cementerios, caminos o parroquias con un paño nuevo y limpio para luego encender velas al pie de las mismas. Sin embargo, la familia Antar ha adaptado la recordación del Día de la Cruz a un estilo más paraguayo, añadiendo como ingredientes el chipá y el maní, en una costumbre que no solo une a los parientes sino a toda la comunidad.

Desde el Jueves Santo, la familia empieza con la preparación de los rosarios de maní con caramelo, luego el 1 de mayo se prepara el armazón de lo que sería el calvario, no un altar ni un pesebre.

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El 2 se hace la gigantesca preparación del chipá y también se corta la hoja de coco, que luego se utilizará para atar el chipá. El 3 de mayo, Día de la Cruz, la familia Antar se encarga de colocar los chipás en el calvario que está revestido de laurel. Este año se prepararon 3.600 chipás y 1.500 rosarios de maní con caramelo.

A las 20:00 se realizará la misa principal en el barrio Bernardino Caballero, en Teodoro S. Mongelós esquina Rodó, en la que normalmente participan personas de distintos lugares, además de los fieles vecinos. Al final de la misma se sirve cocido con chipitas, para lo cual se preparan aparte alrededor de 50 kg de chipitas y además se les da a las personas dos chipás y un rosario de maní para que los lleven a su casa.

Carmen de Antar cuenta que la tradición fue iniciada por el abuelo que vino de Francia y se casó con una paraguaya. Ellos tuvieron 18 hijos y a partir de entonces la familia se fue agrandando y manteniendo la tradición iniciada por esta pareja.

Aseguró, además, que la tradición está más viva que nunca: “Los más jóvenes de la familia se muestran bastantes entusiasmados por la costumbre familiar de esta fecha y buscan realizar actividades, por ejemplo, para juntar fondos para llevar a cabo esta celebración”, explicó.

Todo empezó allá por el Siglo II cuando Santa Elena, emperatriz romana encontró la cruz en la que murió Jesús, luego hizo que la dividieran en tres partes: y cada una fue enviada a un lugar diferente; Roma, Jerusalén y Constantinopla.

La de Jerusalén posteriormente fue robada por los persas y devuelta por el emperador bizantino Constantino el 3 de mayo de 1816. Por ese motivo se decidió conmemorar en esa fecha el Día de la Santa Cruz.

En algunos países del mundo adornan las cruces con semillas y flores, supuestamente para atraer prosperidad y abundancia, porque mayo es el inicio de la época lluviosa, por ejemplo en el Salvador, por lo cual también asociaron a un tributo a la madre tierra. Al parecer esta costumbre de origen religioso ha sido bastante flexible en cada nación, tanto que en la nuestra se ha adaptado con el chipá y el maní.

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