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El portal religioso “Religión Digital” –cuyos directivos estarían ligados al grupo Opus Dei, al que también responde el obispo de Ciudad del Este, Rogelio Livieres– accedió a una entrevista con Urrutigoity, luego de que se haya cumplido la intervención hecha por los enviados del papa Francisco, ante las denuncias de abusos sexuales y pedofilia, además de otras supuestas irregularidades dentro del seminario y de la diócesis, y el público enfrentamiento con el arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo.
“Si yo tuviera el problema que me atribuyen, no debería servir como sacerdote”, reflexiona el sacerdote argentino al ser encarado sobre los casos de abuso sexual y pedofilia que le han venido siguiendo desde hace años en diferentes países y que lo trajeron finalmente a Paraguay, donde practica su ministerio en Ciudad del Este, con el férreo apoyo del obispo local, Rogelio Livieres.
El cura contó durante la entrevista que los interventores del Vaticano, el cardenal Santos Abril y Castelló y el obispo Milton Luis Tróccoli, no le pidieron ningún informe pero sí conversaron brevemente con él. “Los informes que habían llegado a Roma eran más bien negativos, ya que procedían de los opositores de siempre a nuestro obispo y su obra”, decía Urrutigoity al medio de comunicación religioso.
En un momento dado, se le aborda sobre su llamativa renuncia a la vicaría general de la diócesis, justamente luego de que se mediatizara nuevamente su caso. Urrutigoity responde que, antes de la intervención, el nuncio apostólico Eliseo Ariotti sugirió a Liveres Plano que “era mejor” que el argentino se alejara de ese cargo, que es el segundo en el mando en la diócesis.
Al ser consultado sobre las acusaciones sobre abusos sexuales presentadas en Estados Unidos, que terminaron en la justicia, respondió: “No hay lugar para eso en el ministerio, ya que es un grave desorden y desequilibro psicológico y emocional, no sólo un pecado gravísimo”. Dice que lo que se halla en internet sobre él son difamaciones. El sacerdote no menciona que en una de las acusaciones la Iglesia tuvo que pagar al denunciante una indemnización de US$ 500.000 y así cerrar el caso.
En la entrevista, que luego fue difundida por el departamento de prensa de la Diócesis de Ciudad del Este, se reconoce a sí mismo como un católico tradicional, conservador y alejado de la “teología de la liberación” que tanto cuestiona su superior, monseñor Livieres Plano. “Me parece que vivimos en una Iglesia institucional demasiado preocupada por ‘el qué dirán’, por la opinión del mundo. Y muy poco preocupada por la opinión de Dios”, critica.
Urrutigoity fue acusado en 2002 por un estudiante de la Academia St. Gregory en Pensilvania, Estados Unidos, donde el polémico cura enseñaba. El joven acusó al sacerdote de haberle ofrecido “dirección espiritual” durmiendo con él y más tarde de asaltarle sexualmente junto al reverendo Eric Ensey. A esta denuncia, le siguieron al menos otras tres, terminando una de ellas en un proceso judicial, por la que tuvo que pagarse una indemnización a la víctima.
Tras las acusaciones en Estados Unidos, el sacerdote fue suspendido y enviado a Canadá para que le hicieran exámenes psicológicos en el Instituto Southdown, especializado en tratar a religiosos con problemas mentales y casos que tienen que ver con abusos sexuales.
La Diócesis de Scranton en Pensilvania y antiguos profesores del seminario donde estudió Urrutigoity, recomendaron al obispo de Ciudad del Este, al nuncio apostólico en Paraguay y al nuncio apostólico en Estados Unidos que no admitieran al sacerdote. Igualmente, llegó a Paraguay y, para sorpresa de muchos, trabajó inclusive con jóvenes.