Guacamayo azul, en peligro de extinción

El guacamayo o papagayo azul se encuentra en peligro de extinción a causa de su comercio. Su plumaje de color azul hace que sea tan atractivo. Tiene el pico más resistente entre las aves y una esperanza de vida superior a los 50 años.

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Existen muchas clases de guacamayos o papagayos; aun así, es un ave que se encuentra en peligro de extinción. Un tipo de guacamayo se caracteriza por su plumaje azul que le cubre todo el cuerpo y el color amarillo en algunos sectores puntuales, como alrededor de los ojos y el pico. Algunas aves presentan también algunos pigmentos verdes. Su pico es el más fuerte de todas las aves.

Sus alimentos preferidos son las semillas; también consumen algunos insectos que capturan en libertad. Sin embargo, en cautiverio pueden alimentarse de semillas y frutas tales como nueces, coco, naranja, banana, zanahorias y tomates. No debe faltarle agua limpia y fresca diariamente.

El papagayo azul es natural de las Américas. Se encuentra en países como Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá, Colombia, Venezuela y las Guayanas.

El papagayo azul o Anodorhynchus Hyacinthinus es una de las especies más grandes, ya que puede alcanzar los 100 cm de extensión y un peso varía de 1,5 a 1,7 kg. Su esperanza de vida superaría los 50 años.

En Paraguay hubo cuatro especies de guacamayos: el gua’a pyta, el gua’a hovy y el canindé, amarillo y azul. La cuarta especie, el Anodorhynchus glaucus, se extinguió hace aproximadamente 50 años, según el Ing. Luis Recalde, observador de aves.

Gentileza, Angélica Mendoza.
Gentileza, Angélica Mendoza.

Comenta que el departamento de Canindeyú se llama así porque en esta zona se podían observar bandadas de ejemplares de canindé. Incluso, miles de gua’a hovy fueron exportados en la época en que esta práctica era legal. Actualmente, en Canindeyú ya no existe el canindé como especie silvestre y, de las tres especies, el más raro es el azul, del que posiblemente queden menos de 50 ó 100 ejemplares libres en el país, relata.

“El problema es que, en vez de dejar en cautiverio los que ya están e intentar programas de cría, se siguen capturando. Incluso hay personas que promueven abiertamente la tenencia de guacamayos como mascota”, explica Recalde.

Luis Recalde menciona que el permiso de la Seam serviría para controlar la situación de los que ya estaban en cautiverio, pero mucha gente usó esta licencia para capturar más aves. Agregó que lo más difícil es la alimentación, porque el estómago del guacamayo azul está adaptado para consumir semillas de coco, que tienen mucho aceite. “Si les vas a alimentar como se debe, es muy costoso”, aclaró.

Finalmente, reflexionó que no tendría ningún sentido mantenerlas en cautiverio porque ellas tienen una función dentro del ecosistema. “Lo ideal es que uno tenga en cautiverio y después pueda liberar si hay hábitat. Pero en Paraguay, por ejemplo, no hay hábitat porque existe el peligro de que lo vuelvan a capturar”, finalizó.

Rocío Barreto, jefa de Vida Silvestre de la Secretaría del Ambiente (Seam), relató cuáles son los pasos para tener un animal silvestre en cautiverio:

En primer lugar, el usuario debe inscribirse en el Registro Nacional de Vida Silvestre y será sometido a una fiscalización para corroborar las condiciones en que tendrá al animal, como recintos o tamaños de jaulas.

Después, se lleva a cabo la tramitación del permiso de tenencia. La Seam tiene una resolución vigente, que es la N° 59 del año 2000, la cual especifica los criterios a tener en cuenta para verificar las condiciones de tenencia.

Los ciudadanos pueden denunciar toda vez que le moleste condiciones ambientales como efectos sonoros o de limpieza, que implica olores desagradables. Las denuncias serán recibidas en las oficinas de la Seam o vía redes sociales.

“Aunque estén en peligro de extinción, nosotros seguimos otorgando los permisos de tenencia hasta tanto podamos contar con la Reglamentación de la Vida Silvestre, pero bajo un margen de control y vigilancia”, expresó Barreto.

En cuanto a las sanciones, manifestó que se rigen a raíz del decreto 25/98 del año 2014. "Desde no contar con el registro nacional de Vida silvestre ya existen sanciones administrativas, más si se trata de especies en peligro de extinción. Son 3.000 jornales y se resuelve por asesoría jurídica de la Seam. En este decreto están estipuladas todas las infracciones posibles hasta las sanciones. Tenerle al animal en condiciones pobres de hábitat o mal alimentado son consideradas infracciones", finalizó.

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