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“Descubrimos con vergüenza la doble vida de pastores y agentes de pastoral”, fueron las expresiones del prelado ante una multitud de feligreses que se encontraban participando de la misa en la explanada de la basílica.
Añadió con vehemencia que surgen denuncias de abusos verbales, sexuales, físicos y hasta espirituales. “Todo abuso es abuso de poder: alguien se ha situado como superior al otro y lo ha abusado, humillado, destruido”.
En ese sentido Monseñor Juvenville sostuvo que Jesús es tajante sobre el escándalo que hace caer a los pequeños. “Al culpable mejor atarle una piedra al cuello y echarse al mar”, sentenció.
Manifestó que se debe estar vigilantes y exhortó a las víctimas y a los que tienen conocimiento de algún caso a no callar.
Asimismo dijo que los pastores de la Iglesia deben tener como prioridad contener a las víctimas. “Aquí no podemos simplemente denunciar lo que el sistema les causa, debemos involucrarnos y pedir perdón, por lo que como cuerpo lo asumimos, estaba entre nosotros y causó tanto daño (sic)”, indicó.
El obispo añadió que este tipo de hechos cambia la imagen que la feligresía tiene de la Iglesia, la desfigura.
Al respecto manifestó que se debe dejar que esta desfiguración de la imagen de la Iglesia, debe calar hondo en los pastores y sacerdotes. “Aceptemos que tenemos que visitar algo oscuro en nosotros mismos, para que la luz de Cristo nos ilumine y sane”.
El pastor de la Diócesis de San Pedro también señaló que dentro de la Iglesia se alberga hipocresía. “No somos la Iglesia unida que proclamamos. Albergamos hipocresías. Nuestra prédica ha sido sostén de comportamientos opresores”, mencionó.
“Estas son parte de las pruebas más dolorosas que nos toca vivir, no podemos actuar como si las debilidades del mundo sean “solo de afuera” o de “los malos”, porque somos una misma familia, un solo pueblo, una sola humanidad. Como Iglesia también necesitamos conectarnos con la sabia vida de Cristo y abrazarnos a él para dar muchos frutos,” expresó finalmente.