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Este domingo aparecieron peces y cangrejos agonizando en la vera del río Paraguay, en Itá Enramada. Esto fue aprovechado por muchos para simplemente sacar a los animales y llevarlos a sus casas para venderlos o consumirlos.
Desde el Ministerio del Ambiente, el licenciado Darío Mandelburguer, director de Biodiversidad, dijo en contacto con ABC Color que la explicación que manejan es que el agua se queda sin oxígeno a raíz de la descomposición de materia orgánica. Es decir, las plantas acuáticas, en su mayoría, se pudren y consumen el oxígeno del agua, lo que les deja sin ese vital elemento a los peces y otros animales que viven en el agua.
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Días atrás esto ocurrió en la zona de Concepción. Mandelburguer adelantó que este fenómeno también se dará río abajo, en sitios como Villa Oliva, Alberdi o Pilar.
Sobre el consumo de estos animales, el director pidió que se tenga en cuenta el olor del animal y verificar la dureza de la carne. Es decir, que no estén podridos. Contó que algunos pescadores sacan los peces muertos y los congelan para después venderlos. Sin embargo, las características de la descomposición son notorias. En ese caso, el consumo puede traer graves secuelas para la salud del consumidor.
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Sobre los animales que “boquean” y están a punto de morir, el consumo podría hacerse. Pero Mandelburguer recomendó, como no puede saberse el origen del animal, abstenerse de comprar a no ser de que visualmente se constante que fueron pescados mientras seguían vivos, por lo menos mientras pase el fenómeno.
El director de Biodiversidad no descartó que esto puede darse a raíz de una contaminación del agua, pero la hipótesis más razonable que manejan es que se trata, como se mencionó, de la falta de oxígeno en el agua.
